viernes, 27 de diciembre de 2013

22 de diciembre



Hola, sí, qué tal. Me gustaría hablar con el señor ese, el barbudo que se viste de rojo, muy abrigado, ¿viste? Ese ridículo que anda en trineo con renos en pleno verano (yo les digo a los que se van a “Pina” o “Mardel” o “Punta” (depende del target) que en la “Pata” hace un calor imbatible – y tiene un lago hermoso. Piensenlo). Bueno, sí, a mi me gustaría escribirle una carta que diga así:

Hola señor Santa,
Para este año me gustaría que me traigas:
-bastante lluvia (porfi)
-señal de Internet (sí, es muy romántico no tener Internet en casa; sí, no pierdo PARA NADA el tiempo; pero bueno, mataría en algún momento poder dejar de ser habitué de la YPF… todo bien con las medialunas del combo, pero no son taaaan ricas como para comerlas 3 veces por semana)
-un carrito para atar a la camioneta y traer maderas a rolete del INTA cada vez que vamos (Tom quiere construir un corral para las ovejas que no tenemos)
-ovejas buena onda que me regalen su lana
-un par de horas más por día
-un invernadero bien bien alto para plantar un árbol de papaya
-una librería (de libros)
-más vecinos buena onda como Colo y Eli (por si tuviste algo que ver, gracias por mandarlos para este lado)
-un tractor con cortadora de pasto (eso, si te parece, se lo regalamos a Tomi)

Gracias, chau.
Clari



Nuevas (y extrañas) tradiciones mexicanopatagónicas.




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19 de diciembre: Anoche



Pensábamos que se venía una tormenta – pero era raro porque llegaba del sur. Las nubes se empezaron a poner más y más negras y nos dimos cuenta que no era que se venía el agua sino lo opuesto: un tremendo incendio que avanzaba rápido con el viento. Cuando llegamos a ver el fuego ya estaba cerca y los bomberos en el terreno de al lado, tirando tierra al pasto seco. ¿Técnicas sureñas para combatir el fuego? Yo entré en casa, agarré a los animales, el chelo y la compu y le toqué la puerta a Eli, que estaba dándose una ducha. Dale que viene el incendio. Y ella tranquila… “ahorita” me dice la mexicana. Y yo “dale que viene”. Teníamos toda la camioneta cargada y enfilábamos para el pueblo a ver dónde pasábamos el resto de la noche, pero los bomberos lograban por fin apagar el fuego y salvar la casa, nuestro terreno, nuestro bosque. Y yo pensaba “tengo una buena entrada para el blog.”
Y ahí me desperté. Y fue un poco una decepción porque ya no era una aventura real, pero lo cuento igual así le echamos algo de dramatismo a la historia. Pero tranquilos: no hubo incendio, está todo bajo control. (Está todo sequísimo, pero incendios todavía no).
Como con el incendio, me obsesionan algunos desastres naturales, sobre todo el tema de la inundación. Hay quienes dicen que la represa podría romperse y todo el valle quedaría bajo agua. En el pueblo hay lugares (altos) que tienen el cartel que dice: “Usted está en cota segura”. Ahora bien, yo me pregunto: esto es algo oficial? Yo podría quedarme bajo agua de un día para otro? O es una movida inmobiliaria, porque todo lo que se lotea ahora es en las lomas? Cómo saberlo. A veces pienso en mandarme a la municipalidad, pero me anticipo y me imagino la cara de la mina que me atienda y se me pasa el ímpetu. La burocracia, el desconocimiento, Usted comprenderá.
En el plano de los enemigos cotidianos (más allá de los incendios y las inundaciones – qué radical que se pone el valle en materia de hecatombes!) hay algunos con los que combatimos a diario: Tomi lucha contra las plagas que le van llegando, de a poco, a la huerta. Primero fueron los “chapulines” (saltamontes, grillos, langostas, no sé cómo se llaman a esta altura del partido) que están por todos lados creciendo y creciendo. A ellos les gustaban las hojas de remolacha y la acelga. Ñam ñam ñam. Pero Tom les hizo trampas de agua, porque una vez que entran al tarrito con agua, chau, no salen. Y después, pin, al gallinero. And let the show begin (al final es un sádico el Tomi, eh?). Pero ahora resulta que hay unos bichos negros que morfan más y se van mudando: ahora parece que están con las hojas de la papa. Entonces Tomi va probando: alcoholajo, ahora va a hacer la mezclita de ortiga podrida en agua. Ah, y ya plantó ajenjo. Letal mix. A ver qué pasa.
Yo peleo contra los cardos. Cardo que me encuentro, cardo que piso hasta que hace crac. Pero parece que nunca se termina la tarea, siempre hay más… molinos de viento, Sancho.
Las gallinas andan bien: tuvimos una primera crisis en la que las dejamos salir y se nos perdió Mirta (la copetuda). Pero la recuperamos entre los sauces. Y se readaptó – ahora ya no le “pegan”. Es que, claro, llegaron las trillizas. Son tres pollitas iguales irreconocibles para nosotros, así que así quedaron. Las trilli. Bueno, llegaron ellas y ahora, todas las otras, las “antigüas”, le pegan a las chiquitas. Al final son unas zorras las gallinas. Ninguna se puso clueca así que todavía ni noticia de los pollitos, pero no perdemos la esperanza. Y ya empezaron a salir de nuevo y todas vuelven – bien. Integración: 10 puntos.
El Colo y la pinche Eli llegaron a Trevelin para instalarse, ¡muy groso! Se está armando la comunidad (y se van acabando los terrenos, eh? Al que corresponda: pónganse las pilas).
Queda poco para que empiece el verano… ¿ya llegamos al verano?! Uaj.
Cambio y fuera.










 La cara (bonita y peligrosa) del enemigo.




viernes, 6 de diciembre de 2013

4 de diciembre: la vuelta al campo




Y bueno, pasaron los meses, cambió la estación (está por cambiar de nuevo), cambiaron los continentes un par de veces, pero aquí estamos, haciendo frente al viento que arrasa del oeste y al sol que te seca tutti li fiocci. De lluvias ni noticia: y la avena, el centeno, el trigo y la cebada que habíamos plantado antes de viajar a China, apenas asoman algunos pelitos, algunos desperdigados. Primeras experiencias, las más ricas, las menos provechosas probablemente. Ensayo y error.
Qué hay de nuevo por la granja, se preguntarán: tres gallinas nuevas que le compramos a la señora Catalina, de Lago Rosario (la señora que está hilando mi lana): Mirta la copetuda, Medina la morena y Maca la colorada. En los cuatro días que pasaron desde que se están adaptando al gallinero, Medina puso 3 huevos (epa), Maca 1, Mirta 0. Es que a Mirta la tiene de punto Beta, la nativa, ¿se acuerdan? Bueno, hay bardo en el gallinero: Beta la persigue, la picotea, no la deja acercarse a la comida. La tipa anda por las periferias. Pero de repente llega la justiciera, Maca, que se interpone entre las dos, la defiente a Mirta cual bodyguard. ¡Bien ahí la colorada! Pero bueno, el caso es que Mirta, para mi, está estresada, y así no hay forma de que ponga huevos así que llegamos a la conclusión (con Maru y Lolo via whatsapp) de hacer una sesión de terapia de grupo, mañana, con cuenco incluido. Y a ver qué pasa, ¿no? Después les cuento.
Por otro lado, Raimundo se quedó sin buddy – Amador (también conocido como el “cóndor-gallo”) se fue a vivir a la gallinada vecina, de Arnaldo (me archi prometió que no lo iba a hacer a la cacerola – es porque le copan los pollos raza cóndor y quiere tener a Amador que es un macho de aquellos). Pero a Raimundo se lo ve bien y contento con su nuevo harem… al principio yo pensé que estaba atacando a las gallinas nuevas. Después me enteré del temita de que los gallos “pisan” a las gallinas. Se imaginarán. Pobre Mirta…




Otra de la fauna: Miel, preñada. Yo le calculo un mes y tenemos gatitos. Y claro, nos vamos y se descontrola todo. Ahora hay noches que resulta que ni aparece la señorita. Claro, volver a las normas después de un mes de desquite no es nada sencillo. En fin, veremos. Y todavía dudo si Páprika no estará preñada también… pfff. Los mantengo al tanto.
Bosque nativo: va bien, muchachos. Aguanta. Hay que regar con bidones de agua porque la manguera no llega a todos lados, pero bueno, gajes del oficio (o será que, de la emoción, uno no calcula NADA cuando llega a vivir al sur y se lanza a plantar de todo, a miles de metros y claro, después llega el verano…)
Pastos: miden 1,5m el más corto. Claro, cortadora de pasto fue la primer opción: no, si la cortadora está a 15cms del piso, explicame cómo corta un pastizal DURO de 1,5. Y, no. Bué, compremos corderos! Y que se coman todo. Tampoco porque las ovejas MANTIENEN el pasto corto, no lo cortan. Si las soltamos en los pastizales, ellas muy vivas, van a comer sólo lo de abajito. Así que no. Bué, caballos. Claro, ¡y de paso me comen los árboles frutales y el bosque nativo! Bueno, entonces ponemos alambre eléctrico: kilómetros de alambre eléctrico. Sí, claro: pequeño presupuesto multimillonario. Buá, motoguadaña y chau. Tomi a laburar y fin de historia (¡qué tanta explotación animal, che!)
Árbol de membrillo y manzanos: no pinta bien la historia: cayó tremenda helada cuando estaban en flor, las florcitas quedaron todas desmayadas en el piso – lindo para la foto, espantoso para la fruta. Creo que vamos a tener 4 membrillos y 1 manzana este verano, IEIII. Veníamos muy mal acostumbrados (la dulzura del primer año, ¡ah…!).





ATENCIÓN: lectores que caen en las redes de mi pesimismo narrativo: todo está escrito con exageración, con dramatismo. Somos felices y NO comemos perdices (ni gallinas). A dos meses para cumplir el primer año en el sur les digo que el balance es sólo positivo. Se lo recomiendo, señor, señora.
¡Chaucito y hasta luego!

¡Ah! Los invito en febrero: se viene un super retiro de YOGA meets COCINA VEGGIE meets CONSTRUCCIÓN NATURAL y HUERTA ORGÁNICA. Epa. A pasitos de mi casa. 


Y algunas fotinas de China para los que se quedaron con ganas de ver alguito:




lunes, 28 de octubre de 2013

26 de octubre – el temita del riego



 Y más de un mes más tarde, volvía Clari a su hogar: engripada, sin voz… ¡un poco desesperada por llegar! Habiendo dejado un valle de árboles pelados, la recibió un verdor increíble! Manzanos y membrillos repletos de flores, un pasto altísimo (si uno no lo corta, ¡el tipo crece y crece y te tapa todo!, rosales exultantes, listos para dar una cantidad de rosas ilimitada, abejas laburando que da calambre… todo cambiado y hermoso. Cómo cambia todo en tan poco tiempo: es lindo verlo, pero imagino que más lindo debe ser presenciar la mutación diaria… experiencias, qué se yo.
Ahora sí, introducción romántica aparte, vamos a lo interesante: claro, empiezan los calores, días de un sol que no podés creer, un poco de viento, y ya no llueve. Sí, ok, tenemos el canal DIVINO que cruza por el terreno, pero si no te armaste el sistema de riego estás en el horno. Decí que Tomi está al pie del cañón y se puso el campo al hombro y llegué y FAAAAA toda una instalación INCREÍBLE con bomba eléctrica (no sólo hizo un gran trabajo de plomería sino que también se menadó un labarito de electricidad que no les cuento), mangueras zarpadas que salen para el bosque de árboles frutales, para el bosque nativo (y gallinero), la huerta. Nah, impecable. Pero claro, llegó la hora de probar ciertas cosas, POR EJEMPLO el riego con aspersores en el bosque nativo: conectamos a la canilla del gallinero una manguera con aspersor y, de ese aspersor, otra manguera con aspersor (¡dos en uno!). Y sí, suena demasiado bien para ser real: la presión es tan zarpada que los aspersores no pueden con ella y se desconectan las mangueras (de la canilla, de los aspersores, de lo que sea – el agua EXPLOTA). Así que, después de un rato de lucha, definí regar TODO el bosque nativo (les recuerdo, 120 árboles) con bidones de 5 litros y regadera de 10. Y bué, siguiendo el ejemplo del patrón Bajar, me puse el bosque al hombro (y así es la historia de Clari y el riego del bosque nativo, que no es joda). La buena noticia es que hoy podemos decir que un 75% de los árboles agarraron bien – temíamos una baja mayor, pero bien. Estamos optimistas. Ahora hay que ver qué pasa… nos vamos por 1 mes. Dejamos a alguien a cargo, pero yo digo: ok, Tom se pone el campo al hombro, yo también… pero una persona que no tiene particular apego emocional al bosque nativo, ¿se pone la camiseta? Y bueno, está por verse. Les cuento a la vuelta. En principio, Tom y yo, desapegados del resultado (lo decimos como mantra porque sino no vamos a poder disfrutar nada del mes afuera).
Y qué más contarles… estamos en un intenso trabajo de transplante de plantines a los bancales que preparó Tom en este tiempo. Tenemos momentos de frustración, de ansiedad (sobre todo un chico cuyo nombre empieza con “To” y termina con “más”) porque queremos que todo salga bien y todos los plantines agarren y no se muera nada y que cuando volvamos esté todo listo para comer y todo divino y perfecto – y todo esto: ¡contra reloj! Porque, amigos, nos vamos el martes. Sí, claro, además, tenemos que preparar una visa para sacar (también contra reloj) en la embajada china el miércoles a la mañana (antes del casamiento civil de Sofi y Dami – vamos a ir todos empilchados y producidos a la embajada – quién te dice, damos re buena impresión y nos dan la visa ahí sin decir ni “mu”), tenemos trabajo editorial, tenemos elecciones, tenemos gatos y un perro, tenemos visitantes, tenemos montañas y a veces un ratito de tiempo libre (¡porfi!) para tomar un mate (pero de esto último, en dosis medidas y a cuenta gotas porque acá no hay quer perder un minuto ¡¿eh!? Sino, ¿para qué está el invierno? A todo aquel que planee vacacionar por esta región, les tengo noticias: EN PRIMAVERA-VERANO, ACÁ SE LABURA Y NADA MÁS, OK?).
Listo, nada más. Me voy a laburar porque esto de andar escribiendo boludeces no va más.
Y fotos. Y listo, chau, cambio y fuera.


 En esta, Tom alardea de su home-made dique:


 En esta, Toma trae una de las mangueras (del zarpado sistema de riego) al sector de árboles frutales:


Tom, alardeando del cerco hecho con sus propias manos (aprovechando las ramas de los sauces):


El bosque comestible (también llamadas verduras descontroladas en época de calor):


Transplantando:





Close up de las flores que pronto serán manzanas:


Manzano en flor:

martes, 24 de septiembre de 2013

18 de septiembre: Clarita se fue a la China



Cuando era chica tenía una fascinación incomprendida por los miembros de mi familia: me gustaban los ojos chinos. Quería tenerlos así, estiradiiiitos y lindos. Me imaginaba poniéndome grampas en la cara, para que me sostuviera la piel bien estirada. Después, probablemente como consecuencia de dicha fascinación, me regalaron un libro: Clarita se fue a la China. Clarita era pelirroja y con rulitos, osea que sólo nos unía el nombre – y las ganas de ir a China. Bueno, al grano: ¡nos vamos a China!!!! Tardó unos años en llegar la invitación a la People´s Republic of China, pero llegó: Este año es la primera vez que se hace una feria de libros para chicos en Shanghai y tienen un programa que consiste en traer 6 o 7 editores del mundo para que conozcan la industria editorial en China y que la industria tenga acceso a libros de otros lados del mundo. Y pípala (ya casi casi mi alter-ego) fue invitada, sí señores. Así que, con mucha emoción, Tom y yo nos preparamos para una visita muy esperada (no sé si muy esperada particularmente por Tom, pero sin lugar a dudas, muy bienvenida). Buá, ahora estamos esperando que me saquen el pasaje así sacamos rapidísimo el de Tom y logramos viajar juntos porque qué garrón viajar 24 horas con un desconocido al lado. ¿En qué hombro voy a dormir? Si me prometen que es el hombro de un chino, me lo pienso quizás. Estamos viendo de quedarnos una semana post-feria y creemos que nos iremos para la zona de Tibet. Veremos veremos, pero China es tan grande que se vuelve muy difícil abarcarla.

Reportando cuestiones de sur:

Emocional: muy emocionados.
Animal: mis pollos (que ya se creen gallos) están practicando el kirikiki – digo practicando porque les sale medio ronco y bajito. Pero ahí van, le ponen garra. En un mes, para mi, les sale bien. Decí que ya están oficialmente viviendo en el gallinero porque sino, que te canten el kirikiki en tu ventana bien tempranito, es lindo para uno a dos días…
Y hablando del gallinero: ¡Tom lo terminó, señoras y señores! Después de un largo impass de nieves y lluvias arrolladoras, el gallinero-affaire ha concluido!)
Vegetal: ¡se nos están acabando las lechugas! ¡Hay escasez de rúculas! Ahora sí, estamos plantando y germinando, pero claro, las verdus que nos quedaron del invierno van terminándose y parece que tendremos que empezar a comprar lechuga, nomás. Quién lo hubiera dicho, me cacho en dié.
Ambiental: las aguas han bajado, todo esta verrrrrde y a punto de explotar (todos los brotes así apretujaditos y lindos). Ya salió mi primer tulipán, los narcisos se están abriendo, miles avejas están laburando como locas en unos árboles acá cerca de la casa, nacieron los primeros dos corderitos (tuve uno a upa y fui la personificación de Heidi por un instante) y se pronostica una hermosa primavera.

A tres días de terminar el invierno, me atrevo a decir, copañeros y compañeras, que pasar el primer invierno ha sido un placer. Chán, chán (tipo final tanguero, para mi papá que le gusta tanto).

¡Y un saludito para todos los que me conocen!





martes, 10 de septiembre de 2013

9 de septiembre: la aventura de una mujer


Día 1: correntada

Hubo sequía por seis años, y ya hace días la sequía había sido oficialmente terminada. DÍAS. Pero acá sigue lloviendo. Y las aguas suben, y es divertido. Uno se queda adentro, contempla el agüita, muy romántico. Té, cocinamos. Cuando para un poquito salimos a dar una vuelta, para que Ajo corra un poco y se canse… pero el agua no paraba de caer. Como si todo lo que no llovía hace seis años se hubiera acordado ahora de que tenía que caer. Ah, la naturaleza – hay que bancarla con sus ciclotimias. Pues bien. Hoy teníamos que ir al pueblo – Internet llamaba. Tom salió a dar una vuelta con Ajo antes de irnos y volvió con noticias: los canales están casi hasta arriba, dijo. Mirá: y me mostró los videos. No eran canales: eran RÁPIDOS. Los rápidos de Trevelin, señores y señoras, en nuestro terreno. Si alguno se trae un kayak, se la pasa deluxe. Desde adentro, lo que se ve es el canal del fondo de la casa, también hasta arriba. Osea, para que se den una idea: suele estar vacío. En invierno, época de lluvias, ponele que pasa un poco de agua. Bueno, ahora está hasta arriba – se VE el agua corriendo a todo lo que da desde la ventana de la cocina. Sí, tremendo. El agua aprieta.
Bueno, como les decía, había que ir al pueblo. Salimos, raudos. Ya veíamos que partes de nuestro jardín se encharcaba… raro. El camino absolutamente inundado. Llegamos al primer obstáculo: en el camino a casa hay un canal que lo atraviesa. Siempre vacío, obvio. Bue, para qué les digo: lleno. Nunca vimos algo igual. Tom me dice, dramático como nunca, si pasamos, después no sé si vamos a poder cruzarlo a la vuelta. Y yo: pero sí, nene. Dale que te saco una foto. Clic y seguimos no sin antes chequear a la altura de qué alambre pasaba el agua. Para tener un parámetro a la vuelta. “Hay que volver de día” dijimos.
Nos colgamos en el pueblo – salimos tarde, ya casi noche. Y buá, ya llueve menos, todo bien. Habían calles cortadas en el pueblo: nunca vimos nada igual, pero claro, es el primer año. Nos estamos curtiendo, sí que sí. Retomamos el camino a casa, y nos decíamos, seeeeh, ya está, el agua sólo pudo bajar. Agarramos por el callejón, más baqueteado. ¡Mucha más baja el agua! Ahhh, vamos a pasar re fácil. Llegamos al canal que atraviesa el camino: MUCHA AGUA. Pero mucha, eh? Sumale a eso que no se veía y había empezado a lloviznar de nuevo. Y había correntada: ahí también estaba para kayak. Nos reimos, un poquito nerviosos. Tom me dice: dejamos la camioneta acá, nos arremangamos los pantalones y vamos a casa. Mañana buscamos la camioneta. Y yo, dale, buena idea. Pero mirá, me arremango yo: vemos por dónde me llega el agua y si no me pasa la rodilla, te mandás. Oka, dale. Y yo pensaba en mi tía Caro, me acordaba las fotos de un evento similar. Bueno, figúrenselo: 8 de la noche, en el medio del campo (no hay alumbrado público, queridos), llovizna, y aunque no esté tremendo, invierno. El tan temido invierno. Y Clari sacándose las botitas de goma, las medias, arremangándose las calcitas, los pantalones. Y muy precavida, ella: Tomá, Tom, quedate con mi celular, no vaya a ser que me lleve la corriente. Y ahí fue, en patas, por camino de ripio (no estaba pinchudo, descubrí), atravesando poquito a poco ese caudal tan marrón y desbocado. Atravesando una corriente potente, pero no tanto, co el agua, todo el tiempo, por las rodillas. Perfecto: Pasá Tom, no pasa naranja. Sólo se me congelaron las piernas y ya casi no las siento y creo que me puede llegar a agarrar una hipotermia. Pero todo bien, eh? Tranqui.
Toda una aventura de lunes por la noche, aquí, en su canal amigo, reportando desde Trevelin. Ampliaremos.


La ida:


Y aunque usted no lo crea:



Día 2: inundaciones
Tras una noche de viento huracanado (a las 4am nos despertamos sobresaltados – no sabíamos si el ruido era el viento golpeando contra las ramas o si eran olas golpeando contra nuestra casa – y me acordé que había dejado una alfombra afuera para ventilar!!! Campera y gorrito, salí a la aventura nuevamente, casi salgo volando con alfombra y todo, pero nos salvamos), el día amanece de a poco, el sol se deja ver entre nubes gordas y grises, pero parece que no va a volver a llover, al menos hoy. Por suerte: porque el río Corinto (calculo que en épocas de normalidad debe estar a, nosé, ¿800 metros de casa? 1000? ¿Alguien sabe?) ahora está a 50 metros de casa. Claro, sí, tenemos casa con vista al río. No cualquiera. ¡Ah! Y tenemos a 100 metros a un cisne muy sobrio navegando las aguas y a varios flamencos, todos rosados y felices de tener agüita por todos lados para chapotear – ¡como Ajo! Que se mete en los canales, corre liebres por el valle inundado, se mete, sale, salta, corre, rescata palitos del agua. En fin. Los canales que atraviesan los terrenos, llenos de agua. ¡Ahora entendemos el por qué de los canales! Muy romántico. Nos falta un barquito a remo y estamos como queremos.



















lunes, 2 de septiembre de 2013

31 de agosto: el trueque existe (y nos encanta)



Nos vamos poniendo románticos, bucólicos, capestres, muy new age tal vez: nos hacemos uno con la tierra, crecemos verduritas, hacemos plantín, sacamos semillas… y vamos al encuentro para trueque de semillas y plantines en Esquel. Sí señores, esto existe y se hizo ya 11 veces. Somos poquitos, lo reconozco, pero estuvo genial. Para darles una idea: llegamos a la escuela donde se juntaban todos los “semilleristas” con nuestro cajón de plantines de rúcula y perejil crespo (no se imaginan el éxito del perejil crespo)  - todavía no tenemos semillas para trocar, pero claro, como nuestro invernadero es tan groso, es invierno y seguimos produciendo verdu como si nada. La gente se queda medio helada cuando ven las lechugas que seguimos sacando… ¡Y no saben cómo están las acelgas! Tomi me censura cada vez que trato de inducirlo a cortar algunas para hacer tarta, pero tiene algo de razón: crecen y crecen y quién sabe hasta dónde.
Bueno, como decía, llegamos a la escuela con nuestro humilde cajón y habían… 40 personas? Todas simpáticas, amorosas y cada uno se ponía en una mesita y circulaba, miraba lo que había y trocaba, así nomás. Yo, culposa porque sentía que una bolsita de semillas de Espinaca roja o Tomate cherry vale MUCHO más que un pobre plantín de rúcula recién transplantado (estaban medias pachuchas las hojitas de algunas plantas), quería darle dos plantines a las personas que nos trocaban, pero ellos me decían “entonces llevate dos bolsitas de semillas”. Ah, no. Para morirse. Es decir: la gente iba ahí a intercambiar, no importa lo que fuera, ellos te intercambiaban con alegría, sin medir qué les dabas porque todos habían llevado para dar y compartir. Ay, sí, me agarró el sentimentalismo, qué quieren que haga. A mi me emociona eso – será que soy una chica de ciudad que todavía se sorprende que existen tales encuentros. Lo COPADO es que se va a hacer otro el próximo mes y el otro. Ah, sí, yo estoy maquinando a ver qué otras cosas podemos llevar la próxima. Plantín de cilantro, de tomatito, de espinaca. Y cuando tenga huevos de gallina libre, eso también. Y cuando sepa hilar lana, también. Quiero todo. Porque intercambiar es lo más. No saben las nueces que nos trajimos… me da culpa de sólo pensarlo.
Ah, qué genial es imaginarse hacer huerta y ya no tener que comprar semillas porque uno produce las propias – y uno consigue cosas que no tiene porque otro sí tiene y te las da mientras vos les das lo que el otro no tiene. ¡Es perfecto! Y tan fácil. Y, como les dije al principio, romántico. Bueno, hablando de romanticismo y autosustentabilidad, en el orden de las lanas: ya tengo mi lana hilada (por una señora genia que hila como los dioses) y estoy aprontándome para comenzar a preparar el telar para hacer una mantita para Valentina. El invierno del norte es fuerte y queremos mandarle calorcito desde el sur.

Antes:


 Ahora:


Emocional: hoy se fue nuestro querido compañero LoloLöw, que nos hacen poner tan en contacto con la intensidad. Gracias querido, nos vemos prontito (todavía no aparecieron tus anteojos).

Animal: Las gallinas ya hacen ruido de gallinas, Miel está en su décimo tercer (aprox) celo (les juro), Páprika quilombera como siempre, Stroizel acaba de cazar un ratoncito y Ajo mueve la cola (y da la “manito” como un campeón).

Vegetal: se avecina el preparado de los bancales de la huerta grosa que Tomi va a hacer en nuestro terreno. Ya está casi todo cercado para que no se nos metan las guachas liebres.

Ambiental: la nieve pasó, el frío zarpado de -13 pasó (sin complicación alguna), se siente la primaverita llegar… aunque se pronostican lluvias para la semana… por suerte: el tío Fer dice que este año se acabó la sequía que se arrastraba de hace 5 o 6 años (y si no es porque nosotros vinimos y somos tan simpáticos, yo no sé).


Primer almuerzo afuera (Lolo documentando):



Los muchachos trabajando:


jueves, 22 de agosto de 2013

21 de agosto: Feriado por nieve



 ¿Vieron que en algunos lugares donde nieva MUCHO se suspenden las clases, se reduce el flujo del transportes públicos, etc? Bueno, en Trevelin NO nieva mucho, pero si nieva un poquito, cierra todo. Para mi es más por una cuestión de alegría que de imposibilidad… digo, es cierto que no hay maquinaria para sacar la nieve de los caminos, que la nieve causa estragos (ver foto del invernadero), que se caen las líneas de teléfono y celular, pero me gusta pensar que para la gente eso es una excusa y en realidad todos quieren estar en sus casas mirando la nieve (al fin y al cabo, pasa sólo 1 o 2 veces por año), jugando afuera con los niños, guerreando con bolas de nieve, armando muñecos… la otra vez me contaba una chica que en otra época, cuando caía mucha más nieve, había concurso de muñecos de nieve: todos los pibes armaban uno en el jardín de su casa y el jurado iba pasando por cada casa, evaluando. Entonces: es cierto, es muy mediocre que nadie labure, que no haya máquinas, etc, pero quizás es más lindo pensarlo así: es romántico, que la gente se siga emocionando con la nieve, ¿no?
Lo que pasa en el rancho: Tom estuvo por el pueblo (yo soy de los que se quedan en casa) y me dijo que en un lugar, casi el único abierto, no había sistema. El resto, todos cerrados. Feriado por nieve. Él está un poco indignado porque tampoco puede terminar el techo del gallinero (ver foto) ni preparar la tierra para la primavera. Pero aprovecha para seguir con otras cuestiones (llámese invernadero “movible”, colocación de puertas y ventanas en el gallinero, preparado de “senderos” para la camioneta (se avecina un ZARPADO lodazal), etc). Ajo es un perro feliz, come nieve, se acuesta, escarba – como si no fuera agua helada. Yo leo, corrijo, miro por la ventana. Escribo, limpio un poco, salgo a dar una vuelta y escuchar el crunchi crunchi de la nieve. Saco fotos y vuelvo a entrar. Ahh, la vida de trabajar desde casa. Al que pueda, se lo recomiendo. Y si es en el sur, ni les cuento.
Hace un rato empezó a caer una llovizna – sucia, mugrosa llovizna. No sólo me derrite toda la blancura del valle sino que trae a la luz las innegables consecuencias del barro que les comentaba más arriba. Y bué, gajes del oficio que le dicen.  Pero el año que viene no me va a agarrar desprevenida: sin trineo, el próximo invierno no comenzará. Palabra de niña exploradora.

El invernadero cuando nos despertamos:


 El invernadero después de que Tomi Macgyver Bajar se pusiera manos a la obra:




Un muñeco de nieve que me encontré por ahí. Pobre, medio derretiduchi:


ATENCIÓN: parece que este va a ser el día más frío del año en Trevelin: se avecinan los -12 grados (sí, leiste bien)  esta noche. Le hacemos frente a todo, no tenemos miedo, venceremos. (Sigo sosteniendo que acá, 0 grados o -1 grado NO ES LO MISMO que en Buenos Aires. Una bobadita. Cuando allá se congelan con 6 grados (¡por favor!), acá con -12 nos la pasamos deluxe. Fíjense dónde quieren estar viviendo. Fíjense. 


Comentario aleatorio (y no por eso menos importante): A quien le pueda interesar, hoy he hecho un HALLAZGO si igual. Vengo luchando con el polvo hace meses, no entendía el tema de pasar una franela por todos lados, tener que lavarla cada vez, y que a los dos días estuviera todo el polvo ahí mirándome como si nada hubiera cambiado en el mundo. Bueno, Tom me decía: “plumero” y yo: “ay, por favor, Tomás, pasás el plumero, el polvo sale volando y vuelve a caer en el lugar!”. Hoy me trajo uno, lo probé. Soy feliz.
Les voy a pedir a los que ya conocían este implemento fantástico que no sean tan egoistas con la información la próxima vez. A los que no lo sabían y se avergüenzan de asumirlo (a mi me dio un toque de vergüenza conocerlo a los 30 – más todavía considerando que tenía uno en Santos Dumont que jamás usé), no hace falta que digan nada, pruébenlo y denle la oportunidad de que les cambie la vida para siempre.  (La ecuación es: plumero (3 segundos), escoba (2 minutos). Y listo. Posta.)