Ahora
sí, introducción romántica aparte, vamos a lo interesante: claro, empiezan los
calores, días de un sol que no podés creer, un poco de viento, y ya no llueve.
Sí, ok, tenemos el canal DIVINO que cruza por el terreno, pero si no te armaste
el sistema de riego estás en el horno. Decí que Tomi está al pie del cañón y se
puso el campo al hombro y llegué y FAAAAA toda una instalación INCREÍBLE con
bomba eléctrica (no sólo hizo un gran trabajo de plomería sino que también se
menadó un labarito de electricidad que no les cuento), mangueras zarpadas que
salen para el bosque de árboles frutales, para el bosque nativo (y gallinero),
la huerta. Nah, impecable. Pero claro, llegó la hora de probar ciertas cosas,
POR EJEMPLO el riego con aspersores en el bosque nativo: conectamos a la
canilla del gallinero una manguera con aspersor y, de ese aspersor, otra
manguera con aspersor (¡dos en uno!). Y sí, suena demasiado bien para ser real:
la presión es tan zarpada que los aspersores no pueden con ella y se
desconectan las mangueras (de la canilla, de los aspersores, de lo que sea – el
agua EXPLOTA). Así que, después de un rato de lucha, definí regar TODO el
bosque nativo (les recuerdo, 120 árboles) con bidones de 5 litros y regadera de
10. Y bué, siguiendo el ejemplo del patrón Bajar, me puse el bosque al hombro
(y así es la historia de Clari y el riego del bosque nativo, que no es joda).
La buena noticia es que hoy podemos decir que un 75% de los árboles agarraron
bien – temíamos una baja mayor, pero bien. Estamos optimistas. Ahora hay que
ver qué pasa… nos vamos por 1 mes. Dejamos a alguien a cargo, pero yo digo: ok,
Tom se pone el campo al hombro, yo también… pero una persona que no tiene particular
apego emocional al bosque nativo, ¿se pone la camiseta? Y bueno, está por
verse. Les cuento a la vuelta. En principio, Tom y yo, desapegados del
resultado (lo decimos como mantra porque sino no vamos a poder disfrutar nada
del mes afuera).
Y
qué más contarles… estamos en un intenso trabajo de transplante de plantines a
los bancales que preparó Tom en este tiempo. Tenemos momentos de frustración,
de ansiedad (sobre todo un chico cuyo nombre empieza con “To” y termina con
“más”) porque queremos que todo salga bien y todos los plantines agarren y no
se muera nada y que cuando volvamos esté todo listo para comer y todo divino y
perfecto – y todo esto: ¡contra reloj! Porque, amigos, nos vamos el martes. Sí,
claro, además, tenemos que preparar una visa para sacar (también contra reloj)
en la embajada china el miércoles a la mañana (antes del casamiento civil de
Sofi y Dami – vamos a ir todos empilchados y producidos a la embajada – quién
te dice, damos re buena impresión y nos dan la visa ahí sin decir ni “mu”),
tenemos trabajo editorial, tenemos elecciones, tenemos gatos y un perro,
tenemos visitantes, tenemos montañas y a veces un ratito de tiempo libre
(¡porfi!) para tomar un mate (pero de esto último, en dosis medidas y a cuenta
gotas porque acá no hay quer perder un minuto ¡¿eh!? Sino, ¿para qué está el
invierno? A todo aquel que planee vacacionar por esta región, les tengo
noticias: EN PRIMAVERA-VERANO, ACÁ SE LABURA Y NADA MÁS, OK?).
Listo,
nada más. Me voy a laburar porque esto de andar escribiendo boludeces no va
más.
Y
fotos. Y listo, chau, cambio y fuera.
Tom, alardeando del cerco hecho con sus propias manos (aprovechando las ramas de los sauces):
El bosque comestible (también llamadas verduras descontroladas en época de calor):
Transplantando:
Close up de las flores que pronto serán manzanas:
Manzano en flor: