viernes, 31 de mayo de 2013

Fotos para los ansiosos

Aquí va un resumen de este último tiempo, ¡disfruten!


Alta montaña.


Buscando arena volcánica en alta monaña...


Almuercito pic niquero con Vale-bo.


No sé qué decirles.



Foto romántica copyright Lepe-bo.



Recorriendo los terrenos (a ver quién se copa).


Primer arbolito del bosque nativo, bella lenga. 



El molino de Trevelin. 







Ajo y Tom en el lago Futalaufken.




Amigo lagueño.



Amanecer desde casa.

¡Próximamente más!



28 de mayo: habemus BO-sque



Después de muchas idas y vueltas al INTA (con nuestra ansiedad por plantar y aprovechar el tiempo fuimos en marzo, abril… y siempre nos decían lo mismo: se transplanta en MAYO, asique hasta mayo no se venden árboles. Oh well…), después de mucho hacerse rogar la alta montaña (entre las nevadas y demás, nos daba algo de resquemor subir), después de mucho esperar que lloviera un poco para que la tierra no estuviera hecha una roca, después de mucho esperar que nos armaran el alambrado así las vaquitas vecinas no nos comieran y/o pisotearan los arbolitos: llegó mayo, llegaron las lluvias, fuimos a alta montaña, tenemos alambrado y, lo que es más importante, tenemos a Vale y Lepe acá con nosotros. Porque 8 manos son MUCHO MÁS que 4 (sobre todo cuando tenés que hacer más de 120 pozos, mezclar arena con tierra con bosta de caballo añeja, tenés que armar los cestitos de alambre para CADA árbol para que las liebres de la zona no los usen de mondadientes).
Entonces, nos pusimos manos a la obra. Lepe, el gran “poceador” creo que hizo un 95% de los pozos (y también plantó algunos árboles, ojo! Ya que estábamos, decidimos plantar todos así del famoso “plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo” sólo nos quedan 2 para cumplir – por cierto, pregúntense si plantaron alguna vez un árbol. Es de lo más fácil y es una de las tareas más lindas que hay – ya llegaremos a eso). Vale, multitasking, pero sobre todo la chica corta-alambres. No sólo cortó los alambres de gallinero de 1,50m por la mitad (es decir, ¡cortó dos franjas de 0.75 x no sé cuántos metros!) sino que, ADEMÁS, cortó cada 0,75 x 0.50 o x 0.75m. para hacer los canastitos anti-liebres. Grosa la Vale power. Tomatis, también multitasker, pero sobre todo fue el colocador especializado de canastitos: con 2 varillas de 70 cms, iba enhebrando cada alambre que cortaba Vale y clavaba bien para que las liebres no hagan de las suyas y no puedan meter su hocico peligroso en nuestros queridos arbolitos. Y falta Claribel. Si bien TODOS plantaron, a Clari le gustó, sobre todo, la tarea de meter las manos en la masa (o la tierra y la arena y la bosta, más bien), ensuciarse bien las uñas (porque si bien usamos guantes, claro que sí, la tierra se cuela por todos lados, no se vayan a creer) y plantar plantar plantar. Se encontró con miles de lombricitas simpáticas, felices de saber que iban a tener tierra más blandita (¡las pobres a duras penas podían estirarse en tierra tan compactada!). Y bueno, en 3 o 4 jornadas de 4 horas aproximadamente, el equipo logró plantar los 120 arboles nativos (y algunos más, en realidad, porque parece que el INTA se copó con el bosque nativo de estos hippies y mandaron algunos arbolitos extra) entre los que se encuentran el coihue, el ñire, el roble pellín (y LA lenga que nos trajimos de la montaña, aparentemente de contrabando). En fin, tenemos bosque. Todavía los arboles están mini, se confunden con los cardos que hay en el terreno (zarpados cardos), pero confiamos que en 2 o 3 años, ya van a tener un lindo tamañito – al menos para distinguirlos a la distancia! Ééééééóóóééé salchichas veggie con puré!
Impresiones generales: como les decía antes, descubrí que plantar árboles es una de las tareas que más disfruto hacer (para los que conocen a mi abuela Beba y a mi mamá Adri, no les parecerá nada fuera de los ordinario ya que ambas son unas freaks de las plantitas y el jardín y los árboles, arbustos y flores… y si hay algo que me acuerdo de los veranos que pasaba acá cuando era más pequeña es a mi abuela mascullando cosas feas –pero no tanto, eh? “pucha carancho” podría ser un buen ejemplo- sobre las tremendas liebres que se daban banquetes de las plantitas nuevas que se ponían). En fin… creo que sobre todo también es una sensación de devolverle algo a la tierra que compramos. Acá en el valle donde estamos sólo hay sauces o rosa mosqueta que crecen solos… después algún que otro álamo para cortina de viento cerca de las casas, pero no mucho más. Y justo hoy pensábamos: si cada persona que tiene un pedazo de tierra plantara un porcentaje de su tierra con árboles nativos (o no), habría más animales, más pájaros… me puse seria que va a hacer. Será que meter las manos en la tierra te cambia las cosas, será que estar acá y ver a los ojos a los animales que viven acá (vacas y ovejas, en su mayoría) te hace sentirlos más cerca. Y, además, será que estoy leyendo un libro que me gustaría que todo el mundo lea, “Eating animals” de Jonathan Safran Foer (está en castellano, se consigue). Básicamente, habla de el poco vínculo que el hombre, hoy, tiene con la naturaleza. Y la idea de que el humano no es un animal y puede estar ajeno y separado de la tierra, los animales (como si no fuéramos parte del reino animal). No me voy a extender más en esto porque ya me los veo a todos dejando de leer y yendo a ver las fotos. No se asusten, mamá, papá, Charlo, no voy a volverme vegana. ¡Ja! Sólo quiero ser más responsable en mi día a día y coherente entre lo que pienso y hago.
Emocional: Ánimos altos, panzas llenas y corazones felices. Todo va viento en popa.

Vegetal: El invernadero sigue meta crecer y crecer. Hay una rúcula que se nos desbocó y sacó flor y en cualquier momento nos da semilla. Tomi se encuentra con bichos que no conoce y teme que sean dañinos para los cultivos, pero por ahora no ha habido grandes bajas (o agujeritos en las hojas de las lechugas).

Animal: Todos bien bien. El otro día fuimos al lago y Ajo se metió como si fuera un día de verano cualquiera. Miel entró en su primer celo asique está muy maulladora y mimosienta. Stroisel no entiende nada. Paprika está peludita y gordota, amorosa como siempre – tanto así que Lepe y Vale (uno supuestamente alérgico, la otra supuestamente “cero onda” con los gatos) quieren llevársela. Habrase visto semejante tupé).

Ambiental: las lluvias se están haciendo presentes, los caminos se van llenando de charquitos y pequeñas lagunillas. Pero pronto se disipan las nubes y el sol siempre está ahí atrás. Como dice una canción de estas zonas (de autoría desconocida y misteriosa): “Arriba de la nube está el sol, ya va a venir, ya va a venir”. 


Equipo completo previo a la masiva plantación.







Misión cumplida.

sábado, 25 de mayo de 2013

21 de mayo: alta montaña



Estábamos esperando un día lindo, de esos que decía en la entrada anterior, sol y frío. Pero después de hablar de esos días, clásico, se empezó a nublar. Y cuando digo nublar no digo “ui, algunas nubes en el cielo, bien arriba”. No: quiero decir que de repente cae, literal, una nube en la tierra. Así, al ladito tuyo, una nube increíblemente densa, que no te deja ver a más de 10 metros aprox. Un minuto no está y el siguiente está. Y después se va de nuevo – siempre se termina yendo. Ah, estamos empezando a entender que acá las cosas cambian RÁPIDO. Viento, no viento, sol y lluvia todo al mismo tiempo. Granizo y nieve. Viento y nube. Nube zarpada y nube arriba y lluvia de nuevo. Y sol co lluvia (es un clásico – cielo azul sobre tu cabeza, sol radiante ahí nomás y lluvia que llega de vaya uno a saber qué nube, transportada por qué viento…). Ah, la gloria. Acá se ejercita, y mucho, la flexibilidad. Entonces: entendimos que no iba a caernos EL día perfecto asique dijimos: mañana salimos. Necesitábamos un día perfecto porque ibamos a la montaña – alta montaña. Y no queríamos que nos agarrara tormenta de nieve, esas cosas a las que todavía no estamos acostumbrados y no sabemos qué efecto tendrá sobre nosotros. Nos protegemos. Bueno, pero dijimos “mañana” y mañana era hoy y hoy estaba increíblemente ciclotímico el tema. Pero salimos igual: con lluvia, nubes, viento, sol, lluvia, bla bla bla. Los valientes, listos para enfrentar cualquier cosa (listos para volver si veíamos que no daba).  Con un pic nic y un mate preparados para cuando el hambre nos asaltara, nos mandamos. Subimos, todo bien. Buen camino, un sol tímido que empezó a pegar. Y subimos. Y subimos y cuando íbamos llegando al punto que habíamos decidido para parar y pic niquear, zaz, se larga la lluvia. Un lugareño (obviamente fue Tom el que socializó) nos dijo que era “tormenta, asique pasa y vuelve a salir el sol”. Lo que no nos dijo es que pasaba un buen rato después, cuando ya estuviéramos de nuevo en Esquel. Pero bueno, comimos bajo el techo de la cabaña de alta montaña y logramos el cometido: llenamos (sí señores, LLENAMOS) la caja de la camioneta, íntegra, de arena volcánica para mezclar con tierra y con bosta de caballo para hacer un lindo y sabroso suelo para nuestros árboles nativos que están prontos a llegar y que harán de una parte de nuestro terreno, un bosque nativo. En esas andamos. Cada árbol (140 en total: ñires, coihues, raulíes, robles pellín y maitenes) ya tiene su espacio asignado (gracias a la colaboración de Vale y Lepe, nuestros queridos bos) y estamos listos para traerlos del INTA y trasplantar. (Dato: nos trajimos una lenga de la alta montaña – la lenga e sun árbol que crece entre los 700 y los 1000 metros de altura. Entonces algunos dirán – eh! Pero eso no te va a crecer! Pues bien, nos disponemos a desafiar la naturaleza. Porque si hay algo lindo en esta región son las lengas en esta época: rojas algunas, naranjas flúo otras (muy 80s) y amarillas otras. Paisajes TRANCA por la alta montaña. Cuestión que nos vinimos a enterar que es ilegal llevarse la lenga, aunque sea de terreno propio. Y JUSTO nos vinimos a encontrar con un policía en el camino de vuelta a Esquel… ayudábamos a un pobre chofer de remis que se le fue el auto a la banquina y ahí viene la caminera. Se bajan ellos dos, soberbios, con el chaleco lleno de cartuchos de escopeta (explicame eso) y se ponen a ver qué onda. Trancas. Nosotros 4 empujando, los tipos mandan “bueno, si no sale así, usamos la soga que tenemos”. Sí sí, eso de “al servicio de la comunidad”, my ass con perdón de la palabra. La policía es lo mismo en cualquier lugar. Ahí cuando empezamos a empujar nos dijeron que nos fuéramos (las mujeres – claro, a la cuarta empujada, cuando el auto estaba por salir de la fosa, ahí entran ellos y se llevan los laureles) y salió el amigo remisero. Nos despedimos, nos fuimos a la camioneta y ahí empezó el gordito: “que si te agarran los de bosques no sé qué…” que esto es destrucción de la flora. Que de dónde viene y a dónde van. Que donde vive, cómo es su nombre. Y cuando concluía el cuestionamiento, Tom, con esa carita tan dulce que tiene le larga “suerte que estaban por acá”. Y uno no sabe si es irónico, si es serio, el cana no puede decir nada y nos rajamos antes de que dijera algo más. Gordito botón. La lenga está en casa, sana y salva. Los mantendremos al tanto de sus progresos a 350 metros de altura, sí señor).

Emocional: pura joia. El policía conspiró un ratito contra nuestra felicidad, pero no le vamos a dar el gusto, no?

Animal: Ajo se encontró con una perra en celo. No comments.

Vegetal: la rúcula del invernadero está cada vez más rica. Llamado a la solidaridad: necesitamos 3 telas anti-heladas (tela geo-textil dicen acá).  Al próximo visitante le pedimos que nos haga la gauchada… por ahora todo va bien, pero queremos prevenir, ¿vio?

Ambiental: los terrenos están genial, nada de mallín, nada de inundación. Sí, los caminos se encharcan un poco, pero a la super power Toyota Hilux megatron dot com no la para nada.

domingo, 19 de mayo de 2013

17 de mayo: sol y frío, combinación perfecta



Seguimos con el fresco, incluso parece (se comenta) que llegó a Buenos Aires el “frío polar”. Ahora me da risa la expresión porque yo la usaba con mucha seriedad y acá, ese frío “polar” es el frío standard de la época. Y me pregunto ¿qué rollo tenemos con el frío? Que si es polar o si es otoñal o húmedo o seco. Digo, no voy a luchar contra el frío, que fue el disparador de este blog… ¡ni más ni menos! Pero qué nos pasa con el frío. Reflexionen un ratito y después hablamos. Básicamente le hablo a mi amiga la Topa. Otra amiga (me guardo los nombres para preservar sus integridades) dice “no hay que ser soberbio (¿era “soberbio” la palabra?) con el frío”. Y no, chicos, hay que abrigarse. Hoy, por ejemplo, ni salí. Aún. Porque tengo que ir a plantar de una vez por todas 3 bulbos de dalia que tengo esperando hace como 1 mes. Y si los dejo afuera mucho tiempo más, se van a congelar y chau. De nuevo el frío.
Los últimos días, después de la gloriosa nevada, tuvimos un cielo gigante, un sol bien plantado y poquititito viento. La perfección hecha día. Será que nací en pleno invierno, pero sin lugar a dudas es la estación que prefiero (dice ella, cuando todavía está en otoño…).
Estamos comiendo más. Estamos durmiendo más. Los días se hacen más y más cortos – ayer estuvimos tomando mate afuera, viendo el atardecer (otra que ver el atardecer en la playa en enero) y zaz, no podía creer el lugar donde se escondió el sol… ¡¡como 4 montañas más al norte que en verano!!! Zarpado sol, ¡ponete a laburar y durame una media hora más! No, el tipo se fue ahí, tempranito, rapidito, sin mucho escándalo (sólo algunos tintes rosados y violetas en el cielo). Y buá, será que a medida que se acerca el día más corto del año, pasan estas cosas increíbles. Más allá del chiste, es increíble realmente ver estas cosas. Uno lo sabe, pero entre edificios y colectivos ¿quién se dio cuenta que el sol se pone en un lugar determinado en verano y en un lugar MUY DISTINTO en invierno?
Paso al parte para los amigos caracoles que andan por Mexico:

1.Emocional: bien, muy bien. Los espíritus están altos y combativos. Activos y divertidos. Gastronómicos y cinéfilos. Literarios e invernaderarios.

2. Vegetal: tras 3 heladas (sí, 3 en cadena, non stop), la verdu en el invernadero sigue firme y verde. Por el momento, la helada sólo se ha cobrado la vida de una violeta de los Alpes (confirmado, la Violeta de los Alpes no es una verdadera planta de los Alpes. Sino, que alguien me explique el incidente) y la mitad de la otra. Todo bien, estamos cuidando lo que queda de ellas, a ver si las resucitamos.

3. Animal: todos, los 4 (Ajo, Stroi, Miel, Paprika) duermen casi todo el día. Corretean y dan sus vueltas a la mañana, pero comen y duermen. Parecen ositos invernando. Y bueno, a la noche Miel tiene hiperactividad y de repente se pone a bardear. Pero nada grave.

4. Ambiental: no ha habido más lluvias… pero la tierra está un poco más blanda. El terreno 3.3 está en perfectas condiciones, repetimos: perfectas y hermosas condiciones. El terreno mallinoso todavía no está mallinoso – veremos si es un mito o se cumple la profecía. En nuestro terreno se sigue preparando la tierra para el bosque nativo. Calculamos que la semana que viene llegarán los árboles. Estamos listos, con el alambre de gallinero, para hacerle frente a todas las liebres que quieran afilarse los dientes con nuestros tiernos arbolitos de la región.
BRING IT ON!


miércoles, 15 de mayo de 2013

14 de mayo: Brainfreeze



Unos amigos dijeron “queremos ver de qué se trata ese invierno, pero vamos a estar en México. Queremos que escribas un diario y seas sincera. Queremos ver cómo se pasa el invierno” y, pienso yo: qué mejor día para empezar los relatos un día como hoy, que amaneció el vidrio de la habitación congelada… pensamos en una helada, pero el pasto estaba blanquecino. Y en el cerco se había acumulado un centímetro de nieve… nieve. Contra todos nuestros pronósticos, el Iphone había pronosticado bien, nieve. Nevizca, nieve. No la vimos caer, pero llegó. Y algunos pensarán, uh, frío. Nosotros sentimos: ¡bieeeeeen, nieve! Asique no nos compadezcan, hermanos, que estamos felices.
Yoga con vista a la nieve y el sol que intentaba salir entre las nubes para derretir lo que la noche había traido. Desayuno emocionado, alegres porque el iphone anuncia más nevadas para las 7pm. Y eso que hace menos de una semana hablaba con Paz, la profe de violín de Trevelin, y le decía que quería nieve y ella me dijo: alguna nieve va a caer. ¡Alguna! En menos de una semana se cumplió, buen promedio.
Mientras practicaba chelo, caen pelotitas blancas, hielitos pequeños, lluvia de hielo (es una manera mucho más hermosa de llamar al granizo, que para los porteños tiene una connotación tan amenazante) y de repente se cambiaba de forma y se hacía livianita y era nieve y todo se iba cubriendo de hielo y nieve, nieve y hielo y hielo y nieve. Y por un rato tuvimos todo blanco, todo el valle y las laderas de la montaña cubiertos de una misma manta blanca de agua dulce y fresquita.
Pero basta de romanticismo: sí, también salí de la casa a sacar la basura orgánica para el compost y podría decir que los deditos se me helaron un poco. Tenía el pelo mojado (es como si pudiera escuchar a mi abuela, mi madre, mi tía, todas en unísono: no salgas con el pelo mojado!), pero no se me heló el cerebro. Por lo menos por ahora no hay efectos colaterales. Veremos cómo sigue las próximas 24 horas – eso siempre me aconseja el médico clínico.
Bueno, había unos puntos clave que me pidieron que tengo que completar. Entonces:

1.     Emocional: es la primer nevada, ¿qué puedo decir? Excitación, contemplación, alegría. Estamos acompañados por amigos que llegaron el domingo, están cocinando unos deliciosos muffins de manzana (del jardín, claro: tenemos kilos de manzanas esperando su turno) preparándonos para sentarnos al lado del fuego, tomar mate y chocolate caliente, comer esas cosas deliciosas y jugar juebitos. Peligros: sobredosis de azúcar en sangre.

2.     Vegetal: en el invernadero todo crece bien, no hubo bajas. Ya catamos la lechuga mizuna y la rúcula – deluxe. Por suerte habíamos agregado un poste en el medio de la estructura – para sostener el techo, que con el peso de la nieve se hunde bastante.

3.     Animal: todos bien, Stroisel por primera vez conoció la nieve, se lo ve entusiasmado y más hambriento que nunca (si acaso eso es posible). Ajo vuelve a casa todo sucio absolutamente cada vez.

4.     Ambiental: la casa está calentita, la calefacción funciona perfectamente y es clave. La mantenemos a 20 grados (misma temperatura que hace 1 mes y medio) y no hace falta subirla. El detalle es el nivel de congelamiento con el que llega el agua del tanque cuando uno, con toda inocencia, abre la canilla distraídamente para lavarse las manos y ¡zaz! Fingerfreeze.  Afuera está todo bastante mojado, ya derretido. Habrá barro, habrá charcos, por suerte tenemos una Toyota Camel Trophy Super Jet Number 1. Para salir hay que ponerse campera, pero todavía no sacamos la ropa para frío heavy metal, queremos tener con qué defendernos para cuando llegue el verdadero y temido invierno.


Allá vamos.