viernes, 27 de diciembre de 2013

22 de diciembre



Hola, sí, qué tal. Me gustaría hablar con el señor ese, el barbudo que se viste de rojo, muy abrigado, ¿viste? Ese ridículo que anda en trineo con renos en pleno verano (yo les digo a los que se van a “Pina” o “Mardel” o “Punta” (depende del target) que en la “Pata” hace un calor imbatible – y tiene un lago hermoso. Piensenlo). Bueno, sí, a mi me gustaría escribirle una carta que diga así:

Hola señor Santa,
Para este año me gustaría que me traigas:
-bastante lluvia (porfi)
-señal de Internet (sí, es muy romántico no tener Internet en casa; sí, no pierdo PARA NADA el tiempo; pero bueno, mataría en algún momento poder dejar de ser habitué de la YPF… todo bien con las medialunas del combo, pero no son taaaan ricas como para comerlas 3 veces por semana)
-un carrito para atar a la camioneta y traer maderas a rolete del INTA cada vez que vamos (Tom quiere construir un corral para las ovejas que no tenemos)
-ovejas buena onda que me regalen su lana
-un par de horas más por día
-un invernadero bien bien alto para plantar un árbol de papaya
-una librería (de libros)
-más vecinos buena onda como Colo y Eli (por si tuviste algo que ver, gracias por mandarlos para este lado)
-un tractor con cortadora de pasto (eso, si te parece, se lo regalamos a Tomi)

Gracias, chau.
Clari



Nuevas (y extrañas) tradiciones mexicanopatagónicas.




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19 de diciembre: Anoche



Pensábamos que se venía una tormenta – pero era raro porque llegaba del sur. Las nubes se empezaron a poner más y más negras y nos dimos cuenta que no era que se venía el agua sino lo opuesto: un tremendo incendio que avanzaba rápido con el viento. Cuando llegamos a ver el fuego ya estaba cerca y los bomberos en el terreno de al lado, tirando tierra al pasto seco. ¿Técnicas sureñas para combatir el fuego? Yo entré en casa, agarré a los animales, el chelo y la compu y le toqué la puerta a Eli, que estaba dándose una ducha. Dale que viene el incendio. Y ella tranquila… “ahorita” me dice la mexicana. Y yo “dale que viene”. Teníamos toda la camioneta cargada y enfilábamos para el pueblo a ver dónde pasábamos el resto de la noche, pero los bomberos lograban por fin apagar el fuego y salvar la casa, nuestro terreno, nuestro bosque. Y yo pensaba “tengo una buena entrada para el blog.”
Y ahí me desperté. Y fue un poco una decepción porque ya no era una aventura real, pero lo cuento igual así le echamos algo de dramatismo a la historia. Pero tranquilos: no hubo incendio, está todo bajo control. (Está todo sequísimo, pero incendios todavía no).
Como con el incendio, me obsesionan algunos desastres naturales, sobre todo el tema de la inundación. Hay quienes dicen que la represa podría romperse y todo el valle quedaría bajo agua. En el pueblo hay lugares (altos) que tienen el cartel que dice: “Usted está en cota segura”. Ahora bien, yo me pregunto: esto es algo oficial? Yo podría quedarme bajo agua de un día para otro? O es una movida inmobiliaria, porque todo lo que se lotea ahora es en las lomas? Cómo saberlo. A veces pienso en mandarme a la municipalidad, pero me anticipo y me imagino la cara de la mina que me atienda y se me pasa el ímpetu. La burocracia, el desconocimiento, Usted comprenderá.
En el plano de los enemigos cotidianos (más allá de los incendios y las inundaciones – qué radical que se pone el valle en materia de hecatombes!) hay algunos con los que combatimos a diario: Tomi lucha contra las plagas que le van llegando, de a poco, a la huerta. Primero fueron los “chapulines” (saltamontes, grillos, langostas, no sé cómo se llaman a esta altura del partido) que están por todos lados creciendo y creciendo. A ellos les gustaban las hojas de remolacha y la acelga. Ñam ñam ñam. Pero Tom les hizo trampas de agua, porque una vez que entran al tarrito con agua, chau, no salen. Y después, pin, al gallinero. And let the show begin (al final es un sádico el Tomi, eh?). Pero ahora resulta que hay unos bichos negros que morfan más y se van mudando: ahora parece que están con las hojas de la papa. Entonces Tomi va probando: alcoholajo, ahora va a hacer la mezclita de ortiga podrida en agua. Ah, y ya plantó ajenjo. Letal mix. A ver qué pasa.
Yo peleo contra los cardos. Cardo que me encuentro, cardo que piso hasta que hace crac. Pero parece que nunca se termina la tarea, siempre hay más… molinos de viento, Sancho.
Las gallinas andan bien: tuvimos una primera crisis en la que las dejamos salir y se nos perdió Mirta (la copetuda). Pero la recuperamos entre los sauces. Y se readaptó – ahora ya no le “pegan”. Es que, claro, llegaron las trillizas. Son tres pollitas iguales irreconocibles para nosotros, así que así quedaron. Las trilli. Bueno, llegaron ellas y ahora, todas las otras, las “antigüas”, le pegan a las chiquitas. Al final son unas zorras las gallinas. Ninguna se puso clueca así que todavía ni noticia de los pollitos, pero no perdemos la esperanza. Y ya empezaron a salir de nuevo y todas vuelven – bien. Integración: 10 puntos.
El Colo y la pinche Eli llegaron a Trevelin para instalarse, ¡muy groso! Se está armando la comunidad (y se van acabando los terrenos, eh? Al que corresponda: pónganse las pilas).
Queda poco para que empiece el verano… ¿ya llegamos al verano?! Uaj.
Cambio y fuera.










 La cara (bonita y peligrosa) del enemigo.




viernes, 6 de diciembre de 2013

4 de diciembre: la vuelta al campo




Y bueno, pasaron los meses, cambió la estación (está por cambiar de nuevo), cambiaron los continentes un par de veces, pero aquí estamos, haciendo frente al viento que arrasa del oeste y al sol que te seca tutti li fiocci. De lluvias ni noticia: y la avena, el centeno, el trigo y la cebada que habíamos plantado antes de viajar a China, apenas asoman algunos pelitos, algunos desperdigados. Primeras experiencias, las más ricas, las menos provechosas probablemente. Ensayo y error.
Qué hay de nuevo por la granja, se preguntarán: tres gallinas nuevas que le compramos a la señora Catalina, de Lago Rosario (la señora que está hilando mi lana): Mirta la copetuda, Medina la morena y Maca la colorada. En los cuatro días que pasaron desde que se están adaptando al gallinero, Medina puso 3 huevos (epa), Maca 1, Mirta 0. Es que a Mirta la tiene de punto Beta, la nativa, ¿se acuerdan? Bueno, hay bardo en el gallinero: Beta la persigue, la picotea, no la deja acercarse a la comida. La tipa anda por las periferias. Pero de repente llega la justiciera, Maca, que se interpone entre las dos, la defiente a Mirta cual bodyguard. ¡Bien ahí la colorada! Pero bueno, el caso es que Mirta, para mi, está estresada, y así no hay forma de que ponga huevos así que llegamos a la conclusión (con Maru y Lolo via whatsapp) de hacer una sesión de terapia de grupo, mañana, con cuenco incluido. Y a ver qué pasa, ¿no? Después les cuento.
Por otro lado, Raimundo se quedó sin buddy – Amador (también conocido como el “cóndor-gallo”) se fue a vivir a la gallinada vecina, de Arnaldo (me archi prometió que no lo iba a hacer a la cacerola – es porque le copan los pollos raza cóndor y quiere tener a Amador que es un macho de aquellos). Pero a Raimundo se lo ve bien y contento con su nuevo harem… al principio yo pensé que estaba atacando a las gallinas nuevas. Después me enteré del temita de que los gallos “pisan” a las gallinas. Se imaginarán. Pobre Mirta…




Otra de la fauna: Miel, preñada. Yo le calculo un mes y tenemos gatitos. Y claro, nos vamos y se descontrola todo. Ahora hay noches que resulta que ni aparece la señorita. Claro, volver a las normas después de un mes de desquite no es nada sencillo. En fin, veremos. Y todavía dudo si Páprika no estará preñada también… pfff. Los mantengo al tanto.
Bosque nativo: va bien, muchachos. Aguanta. Hay que regar con bidones de agua porque la manguera no llega a todos lados, pero bueno, gajes del oficio (o será que, de la emoción, uno no calcula NADA cuando llega a vivir al sur y se lanza a plantar de todo, a miles de metros y claro, después llega el verano…)
Pastos: miden 1,5m el más corto. Claro, cortadora de pasto fue la primer opción: no, si la cortadora está a 15cms del piso, explicame cómo corta un pastizal DURO de 1,5. Y, no. Bué, compremos corderos! Y que se coman todo. Tampoco porque las ovejas MANTIENEN el pasto corto, no lo cortan. Si las soltamos en los pastizales, ellas muy vivas, van a comer sólo lo de abajito. Así que no. Bué, caballos. Claro, ¡y de paso me comen los árboles frutales y el bosque nativo! Bueno, entonces ponemos alambre eléctrico: kilómetros de alambre eléctrico. Sí, claro: pequeño presupuesto multimillonario. Buá, motoguadaña y chau. Tomi a laburar y fin de historia (¡qué tanta explotación animal, che!)
Árbol de membrillo y manzanos: no pinta bien la historia: cayó tremenda helada cuando estaban en flor, las florcitas quedaron todas desmayadas en el piso – lindo para la foto, espantoso para la fruta. Creo que vamos a tener 4 membrillos y 1 manzana este verano, IEIII. Veníamos muy mal acostumbrados (la dulzura del primer año, ¡ah…!).





ATENCIÓN: lectores que caen en las redes de mi pesimismo narrativo: todo está escrito con exageración, con dramatismo. Somos felices y NO comemos perdices (ni gallinas). A dos meses para cumplir el primer año en el sur les digo que el balance es sólo positivo. Se lo recomiendo, señor, señora.
¡Chaucito y hasta luego!

¡Ah! Los invito en febrero: se viene un super retiro de YOGA meets COCINA VEGGIE meets CONSTRUCCIÓN NATURAL y HUERTA ORGÁNICA. Epa. A pasitos de mi casa. 


Y algunas fotinas de China para los que se quedaron con ganas de ver alguito: