Nos
vamos poniendo románticos, bucólicos, capestres, muy new age tal vez: nos
hacemos uno con la tierra, crecemos verduritas, hacemos plantín, sacamos
semillas… y vamos al encuentro para trueque de semillas y plantines en Esquel.
Sí señores, esto existe y se hizo ya 11 veces. Somos poquitos, lo reconozco,
pero estuvo genial. Para darles una idea: llegamos a la escuela donde se
juntaban todos los “semilleristas” con nuestro cajón de plantines de rúcula y
perejil crespo (no se imaginan el éxito del perejil crespo) - todavía no tenemos semillas para
trocar, pero claro, como nuestro invernadero es tan groso, es invierno y
seguimos produciendo verdu como si nada. La gente se queda medio helada cuando ven
las lechugas que seguimos sacando… ¡Y no saben cómo están las acelgas! Tomi me
censura cada vez que trato de inducirlo a cortar algunas para hacer tarta, pero
tiene algo de razón: crecen y crecen y quién sabe hasta dónde.
Bueno,
como decía, llegamos a la escuela con nuestro humilde cajón y habían… 40
personas? Todas simpáticas, amorosas y cada uno se ponía en una mesita y
circulaba, miraba lo que había y trocaba, así nomás. Yo, culposa porque sentía
que una bolsita de semillas de Espinaca roja o Tomate cherry vale MUCHO más que
un pobre plantín de rúcula recién transplantado (estaban medias pachuchas las
hojitas de algunas plantas), quería darle dos plantines a las personas que nos
trocaban, pero ellos me decían “entonces llevate dos bolsitas de semillas”. Ah,
no. Para morirse. Es decir: la gente iba ahí a intercambiar, no importa lo que
fuera, ellos te intercambiaban con alegría, sin medir qué les dabas porque
todos habían llevado para dar y compartir. Ay, sí, me agarró el
sentimentalismo, qué quieren que haga. A mi me emociona eso – será que soy una
chica de ciudad que todavía se sorprende que existen tales encuentros. Lo
COPADO es que se va a hacer otro el próximo mes y el otro. Ah, sí, yo estoy
maquinando a ver qué otras cosas podemos llevar la próxima. Plantín de
cilantro, de tomatito, de espinaca. Y cuando tenga huevos de gallina libre, eso
también. Y cuando sepa hilar lana, también. Quiero todo. Porque intercambiar es
lo más. No saben las nueces que nos trajimos… me da culpa de sólo pensarlo.
Ah,
qué genial es imaginarse hacer huerta y ya no tener que comprar semillas porque
uno produce las propias – y uno consigue cosas que no tiene porque otro sí
tiene y te las da mientras vos les das lo que el otro no tiene. ¡Es perfecto! Y
tan fácil. Y, como les dije al principio, romántico. Bueno, hablando de
romanticismo y autosustentabilidad, en el orden de las lanas: ya tengo mi lana
hilada (por una señora genia que hila como los dioses) y estoy aprontándome
para comenzar a preparar el telar para hacer una mantita para Valentina. El
invierno del norte es fuerte y queremos mandarle calorcito desde el sur.
Ahora:
Emocional: hoy se fue nuestro
querido compañero LoloLöw, que nos hacen poner tan en contacto con la
intensidad. Gracias querido, nos vemos prontito (todavía no aparecieron tus
anteojos).
Animal: Las gallinas ya hacen
ruido de gallinas, Miel está en su décimo tercer (aprox) celo (les juro),
Páprika quilombera como siempre, Stroizel acaba de cazar un ratoncito y Ajo
mueve la cola (y da la “manito” como un campeón).
Vegetal: se avecina el preparado
de los bancales de la huerta grosa que Tomi va a hacer en nuestro terreno. Ya
está casi todo cercado para que no se nos metan las guachas liebres.
Ambiental: la nieve pasó, el frío
zarpado de -13 pasó (sin complicación alguna), se siente la primaverita llegar…
aunque se pronostican lluvias para la semana… por suerte: el tío Fer dice que
este año se acabó la sequía que se arrastraba de hace 5 o 6 años (y si no es
porque nosotros vinimos y somos tan simpáticos, yo no sé).
Primer almuerzo afuera (Lolo documentando):
Los muchachos trabajando:
la foto ultima no se puede creer, ajo parece disecado y puesto ahi para componer la imagen
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