lunes, 19 de agosto de 2013

16 de agosto: 100% actividades granjeras



 Ustedes dirán: seh, estos juegan a que viven en el campo pero tienen compu, tienen ipad, tienen ipod, ipid e apud. Y después pensarán, por favor, ni se deben ensuciar los zapatos. Y después, ¡por favor! ¿Con loza radiante? ¡Así cualquiera sobrevive dignamente el invierno en Trevelin! Todo eso deben pensar. Así que yo vengo a demitificar un cachito. Un cachito nomás porque es cierto que tenemos ipad, ipod, ipid e ipud y es cierto que tenemos una zarpada calefacción que patea traseros.
Pues bien, hoy, condensadas en pocas horas, tuvimos un par de situaciones bien granjeras – a saber:

-mientras desayunábamos vimos las vacas (que tienen vía libre para pastar en dos de los terrenos a la venta: están cortando el pasto para dejarlos prolijitos prolijitos para tentar cada día más a nuestros amigos indecisos) morfándose el pasto del terreno que está frente a nuestra casa. Anoche llovía y no cerramos la tranquera – malísimo. Bueno, salimos, Ajo y yo al principio, bravos valientes, revoleando un palo yo (un palo que de a ratos Ajo intentaba robarme, ¡ridículo!) y haciendo ruidos, canciones para vacas del estilo: “¡Vamo´ vaca´! ¡Que este no es su lugar para comer! ¡Fuera, fuera de este lugar!” – se podría decir que el tono era medio delirante: mezcla de campo con ciudad freudiana y una mente hiper influenciada por libros infantiles donde los humanos y los animales se comunican así nomás, fácil y sencillo.
Bue, el resultado no fue el mejor. Entre Ajo que derepete hace su “trabajo” y de repente hace cualquiera, empezamos a arrear las vacas, pero se me retobaban y zaz, se me iban para el otro lado. Ahí me dije, es difícil arrear de a uno y con un perro sobre excitado.
En ese momento salía Tomatis al rescate. “Yo las arreo desde acá y vos mantenete allá así se van para el lado de la tranquera”. Dicho y hecho. Chau vaquitas, hasta la próxima.
La próxima no tardó en llegar.
Menos de una hora después estábamos con Tom hablando de no sé qué planes agrícolas (¡apa! Cosas de Tomatis…) y de repente veo que las vacas (¡las MISMAS vacas! No eran 4 o 5, ¿eh? ¡Como 50!) entraban a NUESTRO terreno. Sí, el terreno donde hay arbolitos mini intentando sobrevivir entre la arcilla. El mismo terreno que ya estuvimos removiendo porque estaba muy compactado por AÑOS de vacas apelmasadoras de tierra… nah nah nah. Salimos corriendo para “atajaras”. “¡Vos por allá, yo por acá!” – sí, así hablábamos, tipo estrategias de la granja… TEG un poroto. Bue, me armé con un nuevo palo y empecé de nuevo con mis cantos: “Vamos, vacaaaa´, ¡no se me haga la sorda!! Vamos que acá no es su lugar… este es MI terreno, y no pueden estar acá. Vamo vamo vamo (silbidos y movimientos con el palo)” y después “¡Dale, dale, Tom, que se van por ese lado!! ¡¡Apurate!!” (cuando las zorras se iban para el lado de la tirra removida.
Bue, lo logramos, fiu. En ese momento, recién en ese momento, hace su aparición Ajo, que venía de lo de un vecino (cualquiera) y no se quería perder la fiesta. La tranquera de nuestro terreno estaba abierta – raro. Si nadie la abrió… Bueno, empezamos a volver y nos damos vuelta a ver qué onda con las vacas y ¡ZAZ! La vaca reina (así la llamamos nosotros, la gente de granja) ¡¡¡estaba intentando abrir la tranquera!!!!!! Suena a realismo mágico, lo sé. Pero para que vean que no miento: ¡ACABO DE VERLAS ENTRAR DE NUEVO! Tomi ya fue al ataque. Estas sí que nos están dando batalla.
Las tipas aprendieron a abrir tranqueras. Qué será de nosotros (la gente de granja).

La segunda cosa no fue tan granjera, ahora que lo pienso, pero divertida: nuestros pollos, como saben, estaban viviendo adentro por el frío. Esa fue la razón por la cual los adoptamos. Bien: hoy fue un día hermoso, así que les hicimos un seudo corral con alambre y las sacamos para que tomen sol, repiren aire puro, rasquen el piso y coman bichitos. Tampoco es cuestión de que pierdan el instinto. Bueno, estaban ahí, tranquis, y de repente Miel, quien sabe cómo, estaba adentro de la jaula, persiguiendo a Beta, la más pequeña. ¡Malísima Miel! Aunque es su instinto también… pero bueno, ustedes ya saben, estos granjeros son granjeros 2.0… vegetarianos y todo eso. Así que ni hablar de violencia inter especies. Bueno, le revoleamos unos guantes a Miel para que entienda que ese instinto en esta casa está muy condenado y todo bien. Los gatos se acostumbraron al pío-pío, los pollos se coparon con el “afuera” y todos contentos. Pero por si acaso los metimos de nuevo – no queremos pollos engripados. Así de granjeros somos.

Algunas fotinas ilustrativas para que se deleiten, queridos amigos:


Clari arreando vacas (sí, esa manchita ahí a la izquierda soy yo, créanme).

Y abajo, la dulce Paprika poniéndose en contacto con su instinto salvaje (y Miel a lo lejos, reprogramando estrategias de caza):



Y mis pollos. 



2 comentarios:

  1. Como me gusta leerte Claribooo!! Sos lo máximo! Me haces estar ahí en Trevelin bo! Los quiero!
    ah, ojo con Paprika, ok? A esa no me la toquen.. jaja

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  2. jajaja! Para mi que las vacas no los respetan porque son vegetas!!
    Qué lindo y que viaje es leerte!

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