Pues bien, hoy, condensadas en
pocas horas, tuvimos un par de situaciones bien granjeras – a saber:
-mientras desayunábamos vimos las
vacas (que tienen vía libre para pastar en dos de los terrenos a la venta:
están cortando el pasto para dejarlos prolijitos prolijitos para tentar cada
día más a nuestros amigos indecisos) morfándose el pasto del terreno que está
frente a nuestra casa. Anoche llovía y no cerramos la tranquera – malísimo.
Bueno, salimos, Ajo y yo al principio, bravos valientes, revoleando un palo yo
(un palo que de a ratos Ajo intentaba robarme, ¡ridículo!) y haciendo ruidos,
canciones para vacas del estilo: “¡Vamo´ vaca´! ¡Que este no es su lugar para
comer! ¡Fuera, fuera de este lugar!” – se podría decir que el tono era medio
delirante: mezcla de campo con ciudad freudiana y una mente hiper influenciada
por libros infantiles donde los humanos y los animales se comunican así nomás,
fácil y sencillo.
Bue, el resultado no fue el
mejor. Entre Ajo que derepete hace su “trabajo” y de repente hace cualquiera,
empezamos a arrear las vacas, pero se me retobaban y zaz, se me iban para el
otro lado. Ahí me dije, es difícil arrear de a uno y con un perro sobre
excitado.
En ese momento salía Tomatis al
rescate. “Yo las arreo desde acá y vos mantenete allá así se van para el lado
de la tranquera”. Dicho y hecho. Chau vaquitas, hasta la próxima.
La próxima no tardó en llegar.
Menos de una hora después
estábamos con Tom hablando de no sé qué planes agrícolas (¡apa! Cosas de
Tomatis…) y de repente veo que las vacas (¡las MISMAS vacas! No eran 4 o 5,
¿eh? ¡Como 50!) entraban a NUESTRO terreno. Sí, el terreno donde hay arbolitos
mini intentando sobrevivir entre la arcilla. El mismo terreno que ya estuvimos
removiendo porque estaba muy compactado por AÑOS de vacas apelmasadoras de
tierra… nah nah nah. Salimos corriendo para “atajaras”. “¡Vos por allá, yo por
acá!” – sí, así hablábamos, tipo estrategias de la granja… TEG un poroto. Bue,
me armé con un nuevo palo y empecé de nuevo con mis cantos: “Vamos, vacaaaa´,
¡no se me haga la sorda!! Vamos que acá no es su lugar… este es MI terreno, y
no pueden estar acá. Vamo vamo vamo (silbidos y movimientos con el palo)” y
después “¡Dale, dale, Tom, que se van por ese lado!! ¡¡Apurate!!” (cuando las
zorras se iban para el lado de la tirra removida.
Bue, lo logramos, fiu. En ese
momento, recién en ese momento, hace su aparición Ajo, que venía de lo de un
vecino (cualquiera) y no se quería perder la fiesta. La tranquera de nuestro
terreno estaba abierta – raro. Si nadie la abrió… Bueno, empezamos a volver y
nos damos vuelta a ver qué onda con las vacas y ¡ZAZ! La vaca reina (así la
llamamos nosotros, la gente de granja) ¡¡¡estaba intentando abrir la
tranquera!!!!!! Suena a realismo mágico, lo sé. Pero para que vean que no
miento: ¡ACABO DE VERLAS ENTRAR DE NUEVO! Tomi ya fue al ataque. Estas sí que
nos están dando batalla.
Las tipas aprendieron a abrir
tranqueras. Qué será de nosotros (la gente de granja).
La segunda cosa no fue tan
granjera, ahora que lo pienso, pero divertida: nuestros pollos, como saben,
estaban viviendo adentro por el frío. Esa fue la razón por la cual los
adoptamos. Bien: hoy fue un día hermoso, así que les hicimos un seudo corral
con alambre y las sacamos para que tomen sol, repiren aire puro, rasquen el
piso y coman bichitos. Tampoco es cuestión de que pierdan el instinto. Bueno,
estaban ahí, tranquis, y de repente Miel, quien sabe cómo, estaba adentro de la
jaula, persiguiendo a Beta, la más pequeña. ¡Malísima Miel! Aunque es su
instinto también… pero bueno, ustedes ya saben, estos granjeros son granjeros
2.0… vegetarianos y todo eso. Así que ni hablar de violencia inter especies.
Bueno, le revoleamos unos guantes a Miel para que entienda que ese instinto en
esta casa está muy condenado y todo bien. Los gatos se acostumbraron al
pío-pío, los pollos se coparon con el “afuera” y todos contentos. Pero por si
acaso los metimos de nuevo – no queremos pollos engripados. Así de granjeros
somos.
Algunas fotinas ilustrativas para
que se deleiten, queridos amigos:
Clari arreando vacas (sí, esa manchita ahí a la izquierda soy yo, créanme).
Y abajo, la dulce Paprika poniéndose en contacto con su instinto salvaje (y Miel a lo lejos, reprogramando estrategias de caza):
Y mis pollos.
Como me gusta leerte Claribooo!! Sos lo máximo! Me haces estar ahí en Trevelin bo! Los quiero!
ResponderEliminarah, ojo con Paprika, ok? A esa no me la toquen.. jaja
jajaja! Para mi que las vacas no los respetan porque son vegetas!!
ResponderEliminarQué lindo y que viaje es leerte!