lunes, 29 de julio de 2013

El que espera...

¿Qué es, exactamente, lo que esperan estos lectores leyentes?
¿Que les contemos del esquí, de las visitas, los pollos, los huevos, el frío...? Probablemente. Pero me planto, porque si no fluye, no fluye - y lo que sí fluye es contar sobre esas cosas que pasan en la vida cotidiana y que se sienten con una potencia inimaginada.
Bué, por lo menos eso es sobre lo que quiero escribir hoy (no sé si SIEMPRE me pasa lo mismo... además, le quiero hacer la contra a Caro, que sólo quería que escribiera sobre la jornada sobre esquíes - me limitaré a poner algunas fotinas).
Como algunos ya saben, con algunos lo hemos compartido, tenemos una tradición: los domingos a la noche salimos de casa, manejamos a Trevelin y vamos a comernos una pizza muy rica en un local. Ya nos conocía el dueño, la mesera, teníamos la mejor onda, imaginense. Se entablan vínculos. Ya sabían la pizza que más nos gusta (la que pedimos casi siempre), la cerveza que nos gusta (Tom, negra - Clari, rubia), que tenemos ganas de empezar natación pero que nos cuesta arrancar... en fin. Vínculos que se generan y que uno no mide cuán importantes son hasta que un día ya no están más.
Ayer fuimos a la pizzería (siempre hay algo especial en la salida... es como un momento de la semana particular, una salida. ¡En Buenos Aires habían tantas! Probablemente eso hiciera de las salidas momentos menos extraordinarios. Y acá, que casi no salimos, el simple plan de salir un rato el domingo a la noche se había vuelto un momento de mucho disfrute), llegamos, buscamos nuestra mesa (no siempre es la misma, ojo), le pedimos a Xiomara la pizza "de siempre" y preguntamos si había cerveza tirada (últimamente no había) y nos dijo que no y que tenía una mala noticia. Zaz. Ayer fue el último día que la pizzería abriría. Fa. Algo nos había comentado alguien, pero nos habían dicho que cerraría en octubre - no estábamos listos. Hablamos un rato con ella, después con el dueño, nos contaron un poco por qué cierran, etc etc. Y si bien nos dijeron que la pizzería va a abrir pronto con otra gente que la va a seguir, fue triste. Bueno, nada, cambios. Flexibilidad, ¿no?
Ayer pensaba en la cantidad de locales de comida que abren y cierran en Palermo. Y nunca me pasó que me afectara. ¡Y ahora me afecta porque hay afecto! Supongo que pesa porque fue el primer lugar que nos recibió y nos vio semana a semana acá. Y la primer tradición.
Qué se yo.
Chin chin por la pizza mediterranea, ¡salud!

Y un resumen de los últimos tiempos en fotografías:










Y miren qué increible va quedando el gallinero:


2 comentarios:

  1. Estuvieron en La Hoya!! jaja hace cuanto que no ibas??
    Guardense un dia que el Jueves que viene estamos yendo con Santi, y nos escapamos todos a un dia de ski!

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    1. Mirá, no sé cuánto, pero lo que te puedo confirmar es que la última vez que fui, salí con un yeso que me llegaba casi casi hasta el hombro!
      Nos guardamos un día así vamos todos juntos de nuevo, claro que sí.

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