domingo, 4 de mayo de 2014

1 de mayo: El dipló dice que somos neo-rurales


 
Hace unos días ya vengo queriendo escribir sobre la nota que salió en Le monde diplomatique de abril: “La clase media vuelve al campo”.
Alguna vez todos experimentamos eso de estar leyendo o escuchando algo y pensar: están hablando de mi.
O, parecido: uy, qué garrón, ese soy yo.
Bueno, eso pasó con el artículo. Y no es todo flores y autobombo...
Me remito al artículo: voy a dejar que algunos párrafos hablen por sí solos.

“Los que vienen. Vienen jóvenes, adultos jóvenes, maduros, jubilados; vienen solos, en pareja, divorciados, con hijos, sin hijos, con hijos por venir. No vienen a buscar “mejores condiciones económicas”; no buscan “trabajo”; vienen por un modo de vida distinto, que consiste en desandar el camino de la modernidad: dejar la ciudad para irse al campo, lugar de “mejores oportunidades” ya no estrictamente económicas sino esencialmente vitales. Gente que no quiere progreso –se saturó de sus secuelas o de buscarlo sin éxito- sino regreso.”

“El paraguas del neo-ruralismo cordobés –y seguramente también el de otros destinos- abriga un auténtico crisol sociocultural. Están los que vinieron en una huida conservadora del sí, para quienes el “es otra calidad de vida…” del interior se condensa en vivencias como “dejar el auto con la llave puesta”, “criar a tus hijos sin miedo”, “poder dormir tranquilo”; es el tipo de migrante que puede precisar el episodio de inseguridad que lo habría decidido a irse. Están los que vinieron en la apuesta por construir una vida simple, conectada con prácticas y valores que el complejo citadino-capitalista nos hizo desconocer. De corte progresista –en sus cortes liberal, izquierdista, ecologista, anarquista-, esta gente encuentra en las actividades de campo (y de modo general en el desarrollo de todo tipo de home-made) la posibilidad de constituir una economía auto-suficiente, libre de consumo y consumismo. Unos y otros suelen combinar faenas campesinas con otras ocupaciones profesionales (vienen profesores, técnicos, licenciados), de oficio (vienen carpinteros, tapiceros, artesanos), o comerciales (los que montan un emprendimiento productivo, una casita de alquiler de temporada, o un puesto estable en las ferias de artesanías).”

“El lugareño considera jipis a personas que no se considerarían hippies a sí mismas –siempre hay alguien más hippie que uno-, ni tampoco serían consideradas hippies por quienes sí se consideran tales.”

“…la migración neo-rural proviene de una multiplicidad porosa de clases medias –medias chetas, medias plebeyas, medias metropolitanas, suburbanas y provincianas-, pero es decisivamente blanca. Cualquier reunión jipi puede distinguirse a lo lejos: mucho niño rubio junto.”

“El neo-rural tiene “conciencia social” –no es facho, es progre, y de hecho apuesta, con su forma de vida, a una transformación propiamente colectiva-, pero la filosofía práctica de sus actos cotidianos –“Es una cuestión de energía”, profesa- es la del self-made man que no le debe nada a nadie: ni a su pasado, ni a sus padres, ni a su clase.”

“El migrante promedio vive en un operación de rescate de lo que se perdió o está por perderse. Recupera viejos usos y costumbres, lenguajes de otros tiempos; lo enorgullece ver al puestero bajando a caballo; lo fastidia el rugir de impune de la moto de los pibes. Concurre optimista a la peña folklórica si come carne se permite un choripán; aprovecha la pista para bailarse una chacarera; se retira a dormir cuando el predio explota…”

“El jipi lamenta que el paisano prefiera emplearse en la construcción a continuar con sus actividades de campo; sobre todo lamenta que siga vendiendo tierra. Al paisano, mientras tanto, los miedos del nuevo vecino le resultan desproporcionados: “Un loteo para un complejo de cincuenta cabañas ¿cuál es el problema?”, se pregunta. Me decía una vez un vecino nacido y criado, antaño recolector de yuyos, hoy un ayudante de albañil: -La otra vuelta escuché al Ernesto decir que estaba preocupado porque en la sierra estaban vendiendo todo… Pero resulta que cuando él compró no estaba preocupado… Todos quieren comprar y ser los últimos en comprar. Qué vivos…”
por Julieta Quirós.

Y buá, parece que nos sacaron la ficha.
Intentaremos seguir siendo creativos,
nosotros,
lo neo-rurales (¡jipis!)


 (y todos sus secuaces):


El primer cemento:

  

El primer milcao (después de la cosecha de papa...):
 






 Paseo por Chile con los pambochs:


 Los neo rurales dicen "hasta la próxima"!




No hay comentarios:

Publicar un comentario