lunes, 1 de diciembre de 2014

24 de noviembre: hacer una feria de libros en el campo (o fracasar estrepitosamente)




Hace un tiempo lo venía pensando: por algún lado hay que empezar. Si quiero poner una librería en unos años, puedo hacer pequeñas movidas de feria con los libros de la editorial. Participé del día del libro en una escuela, participé de la feria del libro de Trevelin… y me envalentoné. Le escribí a una editorial de Buenos Aires y les dije, “miren, yo vivo acá, al final del mapa donde no llega ni un libro interesante, quieren mandarme así los vendo en ferias?”. Y dale, me dijeron. Y me mandaron. Y ahí ya no había vuelta atrás. Entonces me organicé dos tardes de feria de libros: lunes (hoy), feriado nacional y mañana, martes, feriado en Trevelin (se festeja la llegada de los galeses al valle) de 16 a 20. Genial.
A las  15 lo mandé a Tomi a cortarme el pasto (un poco sobre el pucho, pero es cosa de amateur), me puse a hacer una buena selección de libros que dé con el entorno rural (¿?). Sacamos mesas, sillas, tablones. Distribuí los libros de manera tal que tuvieran una coherencia (cómo me gusta acomodar libros, por favor). Puse todo lindo-lindo. Incluso puse un sector de libros de permacultura, techos verdes, construcción con barro, toda la movida, para que hubiera variedad.
Terminamos con todo a las 16.30 aprox. Pensé: “bien, suerte que no llegó nadie todavía”. Y me senté ahí, con un mate, a tejer mientras llegaba el primer lector interesado. Y esperé. Y esperé. Y vino Tom (estaba haciendo de las suyas en su carpintería) y tomamos unos mates y le dije “no viene nadie” y me dijo “no creo que venga nadie”. Y me frustré un poco, pero no bajé los brazos. Tom agregó: “es importante que lo hagas igual. Quizás la próxima en el pueblo – llegar acá no es exactamente fácil”. Y no. Seguí tejiendo. Llegó una camioneta, me puse feliz, me preparé para recibir a alguien que no conocía y todo. Cuando volví a mirar, la camioneta estaba dando la vuelta y yéndose al pueblo. Zaz, dije, de tanto pastizal no se ve nada y se pensó que la feria está suspendida o algo. Le conté a Tom. “Armemos un cartel.” Buen plan: “Feria de libros --->” y fuimos a colgarlo. En eso nos encontramos con los nuevos vecinos, unos italianos buena onda que están encontrando su destino en Trevelin (ese je ne sais quoi que tiene este lugar, vio?) y nos pusimos a charlar, y nos invitaron a tomar mate y dijimos “y dale, si no va a venir nadie”. Mate va, mate viene, que Milán, que Argentina, que Ajo y Paprika y de repente me pongo las pilas y escucho que pasa un auto por la puerta. Miro a Tom: “llegó alguien”. Salgo, miro a lo lejos (nuestra casa no es exactamente cerca de la casa del vecino – las distancias que se manejan en la Patagonia son extensas por decir algo) y veo que ya había un auto y estaba llegando el segundo. Ah buah, pensé, estoy quedando para la mona con mis queridos lectores. Y ahí me puse a correr como loca desesperada, no sea que se aburran y se vayan los tres escasos interesados del pueblo…
Llego, ahí están Paz y Fer, Lino y Coral. Llegando: Simón y Lucía, Fran y Lola. Dos hermosas familias con avidez. Les digo: “disculpen, venía lenta la cosa y me fui a tomar mates con los vecinos.” Paz me dice: “Ah, pensábamos que son tan hippies y confianzudos que era auto-service" y después, reafirmó lo que veníamos pensando: "Es importante que lo hagas. La próxima te ofrezco mi casa para una venta de libros”. Y ahí se agarró el Vinicius de Moraes. Y Fer se puso a buscar y se agarró un Plante. Y Lino se copó con otro Pinzón. Y la familia de Simón y Lucía y Lola y Fran se llevaron a Rosa-Luna y los lobos. Pero la cosa no fue tan llana: en eso llegó Tom con los italianos y la canadienses y se pusieron a ver los libros y una cosa llevó a otra, que si el pasto largo, que la canchita, que los arcos, “uh, yo tengo pelota” y arrancó el partido. Así nomás, como quien no quiere la cosa, la feria del libro devino partido de futbol en un atardecer patagónico. Imprevisibilidades de la zona, será.  










y acá van unas del lago, para que vean que acá la vida es amable:









4 comentarios:

  1. Muy, muy lindo el blog y adelante Clari con el emprendimiento, está buenísimo!!! Y esos dos, o tres que tenés ahí apoyando valen por 30. Te mando un beso enoorme!!!
    Sole

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    1. ¡Venite de una vez, Sole!
      Libros y chelo, ¿qué más querés?

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  2. El comentario de Paz es un 10! Jajaja. Muy bien por la feria del libro en el sur. Vamos para adelante y arriba! Besos y abrazos a los dos.

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    1. Qué grande Pabli siempre comentando al pie del cañón.
      ¡Besos para ti!

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