jueves, 30 de enero de 2014

25 de enero: la vida social



Ayer, mientras pagaba un café en la estación de servicio (sigue siendo mi oficina con Internet en el pueblo), empezó a pasar una fila larguísima de autos con balizas puestas y tocando bocina. Yo pensé: despedida de soltero. La chica que me estaba cobrando me dijo: se deben haber casado. Y ahí entendí que el juzgado de paz (donde te casás, te divorciás, hacés tu DNI, cambio de domicilio, y todos los aledaneos) está cerca. Bueno, todo está cerca, pero el juzgado es muy cerca. La cuestión es que había una fila larguísima de autos que pasaron por esa calle, agarraron la principal para el lado de Esquel. Y cuando ya desaparecía el último auto, aparecían los primeros, de nuevo, bajando hacia la ruta que va al lago. Desfile casamentero. Y algunos autos y camiones respondían a las bocinas jocosas y todos estaban contentos. *
La cuestión es que Arnaldo y Manuel (vecinos) son los que poco a poco nos fueron introduciendo a la vida social patagónica – nada sencillo. Hay una delgada linea entre los que nacieron acá y los que no. Llegar a relacionarse con los nyc, difícil. Pero en un año, aparentemente, le llegamos al corazón a Manuel: hace cerca de una semana (¿tal vez dos? La temporalidad acá es de esas cosas raras y chiclosas y brumosas) nos invitó a su cumpleaños número 30 en la casa de su abuelo, camino a Esquel. Le pedimos permiso y nos fuimos con el Colo y Eli para allá. Habíamos preguntado la hora a lo que nos respondió: “¡vengan cuando quieran! Yo voy a estar desde el mediodía.” ¿Pero es a la noche? “Sí, a cenar. Pero traigan vegetarianismos porque va a ser puro asado.” Oka. Armamos cositas y dijimos de ir tipo 21. Llegamos 21.30, todavía había luz (ah, el verano patagónico), y no había llegado NADIE. Pero nadie, ¿eh? Ni siquiera estaba Manuel, que se había ido a bañar. El que estaba era Arnaldo, el otro vecino, con toda su familia, que estaba haciendo el asado desde las 5 de la tarde. Y buá, saludamos a la abuela, a la hija de Manuel, abrimos una birra y nos quedamos charlando con la familia de Arnaldo. Muy valientes los pibitos. Y así fue llegando la gente y nosotros, cual anfitriones de la fiesta, hola qué tal, hola qué tal, ¿querés una cerveza? Y llegó Manuel y ya éramos como peces en el agua. La magia del alcohol.
Fue una linda noche. Cenamos a las 23.30 porque moríamos de hambre (el asado no arrancó hasta las 00.20) y como teníamos la mesa de ensaladas, nadie se dio mucha cuenta (y a nadie le importó). Los parlantes prometían bailongo y toda la movida, pero cuando arrancó la “carneada”, hicimos la famosa bomba de humo y piff, nos fuimos. Pero no volvimos a casa: nos fuimos derechito a Esquel, a tomarnos un helado. La vida extrema y salvaje de los patagónicos. Así somos.
Y ayer le abrimos la puerta a Eli, Ale y sus secuaces (voluntarios) + una prima segunda mía, adolescente, que está viajando con 3 amigas de la escuela. Éramos 17 en casa. Sí, 17. Desde que llegamos a Chubut creo que no había visto tanta gente junta en un mismo ambiente. Todo un récord. Tamborcitos, guitarreada, canelones con acelga de la huerta, vino (mucho vino barato – los voluntarios son jóvenes y aguantan todo), pancitos, hummus, pastitas, torta del pueblo. Despuéss de la comilona, ya entonados, nos fuimos a “cazar” el peludo que quiere comerse nuestras gallinas. Entre los grititos nerviosos de mi prima y sus amigas, las luces de celulares, los gritos mios (“¡no se lleven puesto ningún árbol nativo, por favor!”), el peludo se debe haber mandado a mudar porque ni rastro. Sólo las gallinas, dormidas y un poco escandalizadas por la visita multitudinaria nocturna. De ahí sólo quedaba volver, y fuimos al terreno de Eli y Ale, donde habían preparado un pozo rodeado de piedras para hacer fogata. Descorchamos un champagne que nos habían regalado para fin de año los de la ferretería amiga (más alcohol barato, hagan un Fast forward e imagínennos la mañana siguiente) y bebimos por la construcción, la cooperación y la alegría.
Cuando empezó a pegar el sueño, hizo su aparición la luna, por atrás de las montañas, y fue lindo lindo.
¡Listo! Suficiente vida social para todos por ahora.


Fogón jipón:



La topa y los pollos (los agarra cuando están dormidos):



Próximamente, cervecita patagónica (también una meta 2014):



Círculo mateador:





*por razones confidenciales y ajenas a este blog, no podemos contar algo que iba a ser comentado. Lo dejamos en stand by hasta que se “libere” la información y sea de conocimiento público.

viernes, 24 de enero de 2014

23 de enero: climas argentinos

Buenos Aires: 34º
Trevelin: 5º, ponele.

Ah, lo que es la ciclotimia (¿climática?) en Argentina.


miércoles, 22 de enero de 2014

21 de enero: planificación 2014



Las vacantes están oficialmente abiertas: hoy, día gris y lluvioso, de esos lindos, entre calores, que te dan un respiro, te dejan “tomarte el día” (en este caso, tuvimos franco en materia de riego y construcción – es que estamos en eso: plena construcción de la casa de los nuevos vecinos caracoles (Eli y Colo) y del riego y de los baños secos y etcs varios). Vimos series, fuimos a ver a las gallinas, miramos un poco las nubes, festejamos otro poco a la lluvia (le inventamos canciones y todo), y preparamos el plan para este año. Porque es así: uno va avanzando, sabemos qué cosas queremos hacer, pero hay que ponerlo en papel, darle fechas estimadas, hacerlo algo posible.
Y mientras tanto, en lo de Colo y Eli, hay voluntarios. MUCHOS voluntarios (en este momento creo que son como 10, con ellos 12). Mañana se va el primero que llegó hace poco más de 15 días… la gente está circulando y estamos trabajando, mucho. Y de repente nos toca de cerca esto de tener pibes que vienen 15 o 21 días a laburar, aprender, compartir. Y odio ponerme romántica y melosa, pero está bueno. Para los que son como yo, fóbicos (en términos mentales sobre todo), la sola idea de tener voluntarios en casa por varios meses es francamente tenebrosa. Pero de repente estamos rodeados de ellos y los vamos conociendo y avanzamos y pasan cosas. Y las cosas son lindas. Y te encontrás con que lo que uno imagina muchas veces no tiene mucho que ver con lo que en verdad pasa – y que todo puede hacerse de muchos modos, distintos a lo que uno está acostumbrado o que cree que existen. Y este, el de los voluntariados, está bueno. Hace ya un tiempo no teníamos la sensación de trabajar en equipo (al menos yo), y funciona de una manera orgánica y linda. Mucho más de lo que imaginaba. Claro está: el Colo y Eli hacen un gran trabajo de líderes (la experiencia de ser voluntarios les dio harta empatía y son los “jefecitos” más copados de todos).
Y toda esta digresión para decir que hay actividades para el 2014 y que, si bien todavía no estamos listos para recibir 10 voluntarios simultáneamente (bastante lejos me siento de ello todavía, estamos más abiertos. A qué, no estoy del todo segura. Pero estamos más abiertos (digo “estamos” para no sentirme tan mal, pero lo cierto es que probablemente Tom siempre lo haya estado).
Al grano: aquí están, ellas son, ¡las actividades principales para el 2014!
Hasta mayo, la casa del Colo y Eli son prioridad. Pero mientras, en el terreno vecino, esto es lo que estará sucediendo:

*Febrero : hacer una barrera biológica alrededor del huerto/cosechar el centeno/empezar a hacer los ladrillos de adobe para la casa de invitados (ver octubre en adelante)
*Marzo : construcción de puentes (aunque casi no vamos a estar acá en marzo…)
*Abril : siembra de tulipanes/construcción de (otro) invernadero
*Mayo : plantar árboles (entre ellos, arrayanes (uno de nuestros árboles nativos favoritos) en las “costas” del canal)/construir un galpón de trabajo para Tom y una estructura con techo para el tractor que llegará en el transcurso del semestre!
*Junio : arar para cultivar alfalfa/preparar suelo para el cultivo de frambuesas (¿1/4 de hectárea?)
*Julio :  construir el ovejero (para mis corderitos de septiembre)
*Agosto : preparación de almácigos
*Septiembre : sembrar trigo, centeno y cebada en pequeñas parcelas cerca de la huerta (para consumo)/siembra de alfalfa/trabajo en el invernadero (para el verano)
*Octubre : empieza la construcción de la casa de huéspedes – CIMIENTOS
*Noviembre : cont. casa de huéspedes - TECHO
*Diciembre : cont. casa de huéspedes – dejar todo listo para, en enero, hacer un taller de biocontrucción (a los interesados: vayan agendando)


A todo esto agregarle lo que ya venimos haciendo.  Incluso hoy vimos la posibilidad de hacer “cajas” de verduras orgánicas + granola con opción de hamburguesas vegetas para vender en Treve. No suena nada mal, ¿eh? Después, claro, falta tiempo. Pero las cosas se van haciendo… y si el entusiasmo es bueno, se avanza. Sobre todo si hay voluntarios… ¿estará comenzando una nueva era? ¿será que de repente nos gusta tener gente yendo y viniendo, viviendo a nuestro alrededor? Cambios de paradigma se vibran en este 2014, amigos.

A todos los que quieran prestar unos brazos y unas manos y sus cabezas con buenas ideas para intercambiar, ya conocen el cronograma.
Los saludan atentamente
los sureños.

Acá van algunas fotos (las del trabajo voluntariando las tienen los pinches gauchos de acá abajo):







jueves, 2 de enero de 2014

1 de enero: la vida en el campo



 Los caballos son de los animales que más nos gustan. Sobre todo nos gustan porque el que los cría no lo hace para mandarlos al matadero sino porque pide a alguien que se los dome, o lo hace él mismo. Y porque son lindos y simpáticos y dejan que les toques la frente mientras les das de comer.
Ahora mismo me miran por el otro lado del cerco (ver foto) porque quieren los tréboles que hay en el jardín. Pero ya pasamos por esto: les doy tréboles, se pelean un poco entre sí para ver quién tiene prioridad para comer, me enojo con ellos por morderse y ser tan bestias y les digo que no les doy más nada. Y ahí empiezan a empujar las tablas del cerco porque como dice la publicidad de Pringrles: once you pop you can´t stop (sólo que con una adicción bastante más sana y sin agregados químicos ni conservantes).
Bueno, ponele que lográs que no te quiebren la primer tabla del cerco (tienen harta fuerza), pero dejaste la camioneta ahicito nomás. En la entrada de tu casa, pero afuera del cerco. Y a ellos les gusta tanto rascarse con cosas. Y se encuentran con una cosita salida de la camioneta ¡muy buena para rascarse! A perfecta altura, buena resistencia… ¡bien por las cositas de la Toyota! Hasta que hacen cracccc y la cosita deja de estar en la altura perfecta (ahora está en el piso). Y sí, avatares de la vida en el campo: algún espejito retrovisor tenía que caer.




Pero un tropezón no es caída (y alguna lección estamos empezando a aprender).
Chín-chón y salú y que siga el baile.


Pd. Por primera vez atravesamos el umbral de un nuevo año en Trevelin. Mucho silencio, mucha calma – salvo por algún descarriado que compró fuegos artificiales ilegales. Y buá (por ahora no hay incendios a la vista).